lunes, 13 de febrero de 2017

Dios de mis hijos, de sus descendientes y Dios nuestro

Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte. 
Salmo 127:3 NTV.

Lectura: Salmo 127:1-5.  Versículo del día: Salmo 127:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Mis hijos son regalo del Señor, por lo tanto no seré nunca avergonzada (Salmo 127:3, 5). Son muchas las promesas que el Señor nos da respecto a nuestros hijos. Por eso nunca desfallezcamos ni dejemos de orar por ellos así no veamos cambio alguno. Confesemos diariamente esas promesas y creámosle a Dios porque: “El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar (Isaías 54:13). Él derramará su Espíritu y su bendición sobre ellos, “y brotarán como hierba en un prado, como sauces junto a arroyos. Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’; otro llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: Yo soy del Señor” (Isaías 44:3b-5).
Además, también podemos reclamar para ellos las promesas que son directamente para nosotros: Así como Cristo me redimió de la maldición de la ley, también lo hará con cada uno de mis hijos, para que la bendición prometida a Abraham llegue hasta ellos por medio de Cristo Jesús. (Gálatas 3:13-14). Declaro que así como Dios dotó a cuatro jóvenes en sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia, lo hará igualmente con mis hijos (Daniel 1:17)- Mantendré firme la esperanza que profeso, porque es fiel quien hizo la promesa (Hebreos 10:23). Ahora afirmo que Jesús es el Señor de mis hijos y de sus descendientes.

Gracias buen Dios por nuestros hijos. Conocedores de tu fidelidad, los ponemos delante de tu trono para que permitas que ellos te sigan y caminen en la verdad. Gracias porque son regalos tuyos, para que como administradores velemos y los levantemos en el temor tuyo. Declaramos que todas las promesas tuyas son ‘sí’ en Cristo y que por medio de Cristo respondemos ‘amén’ para la gloria de Dios. ¡Bendito eres Señor, Dios de mis hijos y Dios nuestro!

Un abrazo y bendiciones.

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