Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte.
Salmo 127:3 NTV.
Lectura: Salmo
127:1-5. Versículo del día: Salmo 127:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Mis hijos son regalo
del Señor, por lo tanto no seré nunca avergonzada (Salmo 127:3, 5). Son muchas
las promesas que el Señor nos da respecto a nuestros hijos. Por eso nunca
desfallezcamos ni dejemos de orar por ellos así no veamos cambio alguno.
Confesemos diariamente esas promesas y creámosle a Dios porque: “El Señor mismo
instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar (Isaías 54:13). Él
derramará su Espíritu y su bendición sobre ellos, “y brotarán como hierba en un
prado, como sauces junto a arroyos. Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor’; otro
llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: Yo soy del Señor”
(Isaías 44:3b-5).
Además, también podemos
reclamar para ellos las promesas que son directamente para nosotros: Así como
Cristo me redimió de la maldición de la ley, también lo hará con cada uno de
mis hijos, para que la bendición prometida a Abraham llegue hasta ellos por
medio de Cristo Jesús. (Gálatas 3:13-14). Declaro que así como Dios dotó a
cuatro jóvenes en sabiduría e inteligencia para entender toda clase de
literatura y ciencia, lo hará igualmente con mis hijos (Daniel 1:17)- Mantendré
firme la esperanza que profeso, porque es fiel quien hizo la promesa (Hebreos
10:23). Ahora afirmo que Jesús es el Señor de mis hijos y de sus descendientes.
Gracias buen Dios por
nuestros hijos. Conocedores de tu fidelidad, los ponemos delante de tu trono
para que permitas que ellos te sigan y caminen en la verdad. Gracias porque son
regalos tuyos, para que como administradores velemos y los levantemos en el
temor tuyo. Declaramos que todas las promesas tuyas son ‘sí’ en Cristo y que
por medio de Cristo respondemos ‘amén’ para la gloria de Dios. ¡Bendito eres
Señor, Dios de mis hijos y Dios nuestro!
Un abrazo y
bendiciones.
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