Destruimos argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo
pensamiento para que se someta a Cristo. 2 Corintios 10:5.
Lectura: 2 Corintios
10:1-18. Versículo del día: 2 Corintios
10:5.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces nos encontramos con
personas que con sus argumentos mundanos tratan de confundirnos y nos quedamos
callados. Creo que el Señor me está hablando muy claro, porque en días pasados
tuve una conversación con una compañera de estudio y ella entre todo lo que me
dijo, me dio a entender que practicaba algo así como la santería o brujería. Yo
que reconozco, soy tarda para captar los mensajes y entender rápidamente lo que
me hablan, no tuve palabras para debatirle en ese momento su posición; pero más
tarde pensando y pensando en la conversación, le comenté a mi esposo y llegamos
a la conclusión que eso era más bien una especie de brujería. Ahora yo me
cuestiono el porqué no fui capaz de refutarle y me dejé tan sutilmente enrollar
en algo que en lo más mínimo acepto y que entiendo perfectamente las
consecuencias que trae a quien lo practique. Sé muchos versículos de la Biblia
y sin embargo, en esos momentos mi mente quedó en blanco, no recordaba nada.
Tal vez me confundí y no tuve en cuenta que es el Señor el que pelea por mí: “pues
aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las
armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para
derribar fortalezas” (vv. 3-4).
Yo soy la primera en aprender
que Satanás quiere dominar el mundo con sus armas, pero que las que yo poseo
son más poderosas porque son Palabra de Dios y con esas es que debemos atacar
al enemigo.
Esto lo escribo como
testimonio, porque muchas veces nos creemos saberlo todo y miren: mi adversario
supo muy bien, por cuál lado intimidarme. “El que cree que sabe algo, todavía
no sabe como debiera saber” (1 Corintios 8:2).
Amado Señor: Quiero
pedirte perdón porque me faltó estar más atenta y en alerta para debatir argumentos
tan adversos, a mi fe en Ti. Te pido que de ahora en adelante pongas en mi boca
respuestas inmediatas, adecuadas y oportunas con la Palabra tuya que me has
enseñado, para no caer y dejarme sorprender[U1]
nuevamente. ¡Gracias bendito Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario