El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3.
Lectura: Hebreos
1:1-14. Versículo del día: Hebreos 1:3.
MEDITACIÓN DIARIA
El Hijo vino a
glorificar al Padre; a dárnoslo a conocer a través de sus obras. Cumplió su misión
siendo obediente hasta la muerte (Juan 17:4). Por eso el Señor Jesús decía a
sus apóstoles, que si lo habían visto a Él, habían visto al Padre (Juan 14:9).
Ahora sucede igual con
nosotros: al conocer a Jesús, también conocemos al Padre y además de eso
miremos algo importante: “Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la
haré; así será glorificado el Padre en el
Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14), la letra
cursiva es mía; es para resaltar y entender bien el versículo. Por eso es tan
importante orarle al Padre en el Nombre de su Hijo. Tal vez cuando oramos, ya
lo hacemos como simplemente siguiendo unos lineamientos o repitiendo palabras y
palabras como la cotorra y estamos volviendo a lo de antaño. Considero que esta
es la diferencia entre rezar y orar, porque orar es hablar directamente con Dios;
es tener un rato de intimidad y abrirle el corazón.
Ya sabemos entonces, que
cada vez que oramos de esta manera estamos reconociendo lo que es Dios y
exaltándolo por su poder. Es según mi parecer como decirle desde antes: “Tú lo
sabes todo buen Dios y no dudo de que lo puedes hacer”. O sea simplemente orar
con fe: con la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Creo
que tanto ustedes como yo tenemos que poner en práctica los parámetros exactos
al orar, para que nuestra oración contribuya a la glorificación consecutiva del
Padre en el Hijo. Al final de cuentas, esto es lo que deberíamos hacer en todo
momento: Exaltarlo y adorarlo.
Amado Papito Dios: en
el nombre de tu Amado Hijo Jesús te pedimos que nos enseñes a poner en práctica
la oración correcta a Ti. Gracias porque Tú no paras de instruirnos en lo que
es tu Palabra cada nuevo día. Gracias Señor Jesús por permitirnos conocerte y
ahora darnos el derecho de dirigirnos a nuestro Padre con la mayor confianza y
entendiendo el deseo de glorificarle cada vez que dialoguemos. ¡Te damos gloria
y honra Santo Padre! ¡Te damos gloria y honra Santo Hijo! ¡Te damos gloria y
honra Santo precioso Espíritu!
Un abrazo y
bendiciones.
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