martes, 26 de julio de 2016

En el Nombre de Jesús

El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3.

Lectura: Hebreos 1:1-14.  Versículo del día: Hebreos 1:3.

MEDITACIÓN DIARIA

El Hijo vino a glorificar al Padre; a dárnoslo a conocer a través de sus obras. Cumplió su misión siendo obediente hasta la muerte (Juan 17:4). Por eso el Señor Jesús decía a sus apóstoles, que si lo habían visto a Él, habían visto al Padre (Juan 14:9).
Ahora sucede igual con nosotros: al conocer a Jesús, también conocemos al Padre y además de eso miremos algo importante: “Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14), la letra cursiva es mía; es para resaltar y entender bien el versículo. Por eso es tan importante orarle al Padre en el Nombre de su Hijo. Tal vez cuando oramos, ya lo hacemos como simplemente siguiendo unos lineamientos o repitiendo palabras y palabras como la cotorra y estamos volviendo a lo de antaño. Considero que esta es la diferencia entre rezar y orar, porque orar es hablar directamente con Dios; es tener un rato de intimidad y abrirle el corazón.
Ya sabemos entonces, que cada vez que oramos de esta manera estamos reconociendo lo que es Dios y exaltándolo por su poder. Es según mi parecer como decirle desde antes: “Tú lo sabes todo buen Dios y no dudo de que lo puedes hacer”. O sea simplemente orar con fe: con la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Creo que tanto ustedes como yo tenemos que poner en práctica los parámetros exactos al orar, para que nuestra oración contribuya a la glorificación consecutiva del Padre en el Hijo. Al final de cuentas, esto es lo que deberíamos hacer en todo momento: Exaltarlo y adorarlo.

Amado Papito Dios: en el nombre de tu Amado Hijo Jesús te pedimos que nos enseñes a poner en práctica la oración correcta a Ti. Gracias porque Tú no paras de instruirnos en lo que es tu Palabra cada nuevo día. Gracias Señor Jesús por permitirnos conocerte y ahora darnos el derecho de dirigirnos a nuestro Padre con la mayor confianza y entendiendo el deseo de glorificarle cada vez que dialoguemos. ¡Te damos gloria y honra Santo Padre! ¡Te damos gloria y honra Santo Hijo! ¡Te damos gloria y honra Santo precioso Espíritu!

Un abrazo y bendiciones.

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