lunes, 4 de julio de 2016

El obedecer traerá frutos de bienestar

No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? 2 Corintios 6:14.

Lectura: 2 Corintios 6:14-18.  Versículo del día: 2 Corintios 6:14.

MEDITACIÓN DIARIA

No formar yunta con los incrédulos nos manda la Palabra de Dios. Otras versiones dicen: “No os unáis en yugo desigual” o “no se asocien íntimamente”. De todas maneras está el mandato y hay que obedecerlo. Cuando no obedecemos, cargamos con las consecuencias de la desobediencia y si queremos un matrimonio “hasta que la muerte nos separe”, es mejor hacer las cosas a la manera de Dios. Siendo muy realistas tenemos que decir que el matrimonio de por sí, no es fácil. Dos personas se casan completamente enamoradas, y comenzando su nueva vida se dan cuenta que al uno le gusta la comida caliente y al otro no tanto; que uno duerme con luz pero la otra persona no acepta la luz para dormir; que uno se levanta temprano y el otro duerme hasta tarde; que al hombre le gusta el fútbol pero a su esposa no; etc., etc. Y aunque no lo creamos cuando se está joven, todos esos pequeños roces van haciendo mella y se van dando cuenta que el romanticismo del noviazgo, era sólo eso: romanticismo; y  que la realidad es otra bien distinta. Esto sucede entre matrimonios cristianos y no cristianos porque en el acoplamiento de ser los dos uno solo (Génesis 2:14), se inmiscuye siempre el ego: “a mí me gusta así”; “yo soy así”; “siempre lo he hecho así”.  Entonces hay que entender, que si muchas veces se convierte en un caos siendo marido y mujer cristianos, ¿cuánto más no sucederá entre uno realizado en yugo desigual?
Dios no nos manda las cosas solo por capricho, Él en su infinita sabiduría sabe cómo somos porque nos creó; y claro es en el matrimonio donde la palabra amor debe empezar a funcionar. Pero no nos digamos mentiras, la mayoría de personas se casan sin estar conscientes de lo que significa en realidad amar y ser uno solo. Oremos especialmente por nuestros jóvenes, para que acaten las órdenes del Señor y dispongan su corazón a buscarle y cumplir su voluntad.

Amado Señor: Tu Palabra no se equivoca y nos enseña cómo proceder para en verdad tener una vida contigo plena y abundante con un propósito definido. Te rogamos que cada día orientes los corazones principalmente de los jóvenes para que en el momento de escoger a su cónyuge, se dejen guiar por el Espíritu Santo y no cojan el camino equivocado. Gracias por sus vidas Señor y porque serán ellos quienes continúen la obra evangelizadora, mientras es el retorno tuyo por tu Iglesia.

Un abrazo y bendiciones.

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