Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas.
1 Timoteo 2:8. NVI.
Lectura: 1 Timoteo 2:8-15. Versículo del día: 1 Timoteo 2:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Creo que ese ‘hombres’ es
general: ahí entra tanto masculino como femenino. No podemos pensar que la
oración es solamente para los hombres. Todos debemos orar con las mismas
recomendaciones del apóstol Pablo en su Carta a Timoteo. Miremos algunas de las
pautas: definitivamente orar no es algo vago. Es tener en cuenta que nos estamos
dirigiendo al Dios Todopoderoso; al Rey de reyes y Señor de señores. Si bien es
cierto que nuestra oración se basa en la confianza que tenemos con el Señor, no
quiere decir que Él no merece toda nuestra adoración y pleitesía. Siempre deberíamos
de tener presente no solo la sinceridad de corazón; también es importante estar
libres de enojos y contiendas para que nuestra oración no tenga ningún impedimento.
Amado Señor:
gracias por estar presente en nuestras vidas y enseñarnos a dirigirnos a Ti con
humildad recordando que Eres Dios Santo, Poderoso, Eterno, Inmutable,
Omnipresente y Sapientísimo; Eres el Dios de amor y de justicia. Señor, Tú
mereces toda nuestra adoración y gloria porque solamente Tú fuiste inmolado por
nuestros pecados. Cargaste con todo nuestro peso para venir a darnos vida y
vida eterna. Gracias por tanto bien hecho para la humanidad caída. Gracias,
muchas gracias bendito Dios, Señor y Salvador nuestro. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario