Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida.
Juan 8:12. NTV.
Lectura: Juan 8:12-20. Versículo del día: Juan 8:12.
MEDITACIÓN DIARIA
Tenemos la luz de Jesús.
Pero es una luz para compartir; para no dejarla en lo bajo sino bien levantada.
Una luz que alumbre por donde quiera que vayamos y que sirva para que otros
también se puedan refugiar en ella y allí encuentren calor y abrigo; una luz
que irradie sanidad del cuerpo y del alma; una luz para que salgan de la oscuridad
en que se encuentran. Luz que guía para no tropezar y caer.
Estamos viviendo tiempos
bien difíciles y tal pareciera que todo es nublado; las noticias alrededor del
mundo son prácticamente las mismas: desordenes por el inconformismo de la
gente, corrupción, violación de derechos, legalización de lo indebido obligando
a normas que van en contra de lo establecido por Dios. Ha llegado el tiempo en
que a lo bueno se llama malo y a lo malo, bueno. Entonces, levantemos nuestra
antorcha que es el Señor Jesús y empecemos a alumbrar. No importa que se
empiece por casa; lo importante es empezar que poco a poco la luz se va
expandiendo.
Amado Señor Jesús:
gracias por dejarnos tu luz que nos ilumina y lleva hacia la vida eterna. Gracias
porque esa luz es la que verdaderamente nos da vida y fuerzas para continuar en
medio de este caos mundial. Enséñanos a levantarla bien alto para que sus rayos
lleguen hasta lo más recóndito y el hombre que anda en terrible oscuridad pueda
beneficiarse de ella. Gracias Señor Jesús por utilizarnos para ser portadores
de tu luz divina. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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