martes, 26 de marzo de 2024

No es remordimiento es arrepentimiento

 Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los líderes religiosos. 

Mateo 27:3. NVI.


Lectura. Mateo 27:1-10.  Versículo del día: Mateo 27:3.


MEDITACIÓN DIARIA


Tristemente, Judas sintió remordimiento, más no arrepentimiento. El remordimiento es producto del mal cometido; el arrepentimiento es reconocerlo y decidirse a no volver a incurrir en lo mismo. Arrepentirse es darle la espalda al pecado y continuar por el camino que lleva a Dios. En este mundo vemos que al hombre caído poco o nada le importa pecar. Se mofa del pecado y sigue como si nada. No tiene ni idea del castigo que le espera.  Entendamos que el pecado llega, por el mismo estado de indiferencia que el hombre tiene hacia Dios, caracterizada por una actitud de rebelión activa o pasiva y esto es en sí, el pecado. (Romanos 3:23 y 6:23).


Precisamente el Señor Jesús vino a restablecer la relación entre Dios Santo y el hombre pecador. Él es el puente que nos conduce a Dios Padre. Jesús lo afirmó cuando contestó lo siguiente: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí” (Juan 14:6 ). Jesús es la solución para el hombre pecador: ¡arrepiéntete! Gozarás de una vida nueva aquí en la tierra (Juan 10:10) y de una eternidad a su lado (1 Juan 5:12). Te invito a orar así:


Señor Jesús: reconozco que soy pecador y estoy arrepentido por ello. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Te pido perdones mis pecados y tomes el control del trono de mi vida. Haz de mí, la persona que quieres que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y abrirme el camino para llegar a Dios Padre. Gracias porque Contigo gozaré de una eternidad en el cielo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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