Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: ‘Tómenlo y cómanlo, porque esto es mi cuerpo’. Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos y dijo: Cada uno de ustedes beba de la copa, porque esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio para perdonar los pecados de muchos.
Mateo 26:26-28. NTV.
Lectura: Mateo
26:17-30. Versículos del día: Mateo
26:26-28.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta es la institución de
la Cena que siempre la debemos celebrar, recordando lo que el Señor hizo por
nosotros en la cruz del Calvario. El pan, representa su cuerpo y el vino, su
sangre derramada. Más adelante al respecto Pablo nos dice: “Porque cada vez que
comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él
venga. Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de
manera indigna será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Así
que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la
copa” (1 Corintios 11:26-28).
Señor Jesús:
gracias por tu pasión y muerte. Gracias porque a través del pan recordamos lo
que padeció tu cuerpo por nosotros y a través del vino recordamos tu preciosa
sangre derramada, con la que nos compraste para gloria eterna. Muchas gracias
buen Señor; no merecemos tanto amor de tu parte y sin embargo, todo lo hiciste
por ese amor ágape hacia toda la humanidad. Gracias porque no te quedaste en
una tumba. Tú resucitaste para llevarnos Contigo a la vida gloriosa estando por
siempre a tu lado. No tenemos cómo pagarte tanto bien bendito Jesús. Muchas,
muchas gracias.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario