Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos.
Salmo 95:1-2 NVI.
Lectura: Salmo 95:1-7. Versículos del día: Salmo 95:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Mi Señor y mi Dios: hace
un año, yo te decía que te veía en los árboles al caminar y en los animalitos
que a diario van y vienen por los campos de golf. Hoy mi Señor, tengo que
decirte que, por lo vivido en estos últimos días, te he visto tal cual dice la
canción de Jesús Adrián: en los rostros abatidos de enfermos en el hospital; en
el personal que entra con ligereza a atender a sus pacientes; en los visitantes
con los que nos cruzamos al ir a visitar un familiar o amigo. Sí mi Señor;
todos ellos tienen algo en común: el deseo de ver terminar el día, bien sea
para regresar a casa o para tener la esperanza de reencontrarse con los suyos.
También vi mi Señor y escuché las voces de los que andan aquí en soledad ante
la indiferencia familiar. Los que están en periodos depresivos y gritan y
claman porque los dejen salir. Es verdad, mi Dios, en todos ellos estás
presente. Tú no te olvidas de ninguno. Al ver estos cuadros dramáticos no dejo
de darte infinitas gracias por nuestras vidas; por la unión familiar de
compartir con alegría y de saber que tenemos al lado personas que nos aman y
fortalecen. Pero, ante todo, por el hecho de tenerte a Ti. Tú estás presente en
cada una de las circunstancias de nuestra vida. No te somos para nada
indiferentes.
Buen Dios Tú Eres nuestro
Hacedor; Nosotros somos las ovejas de tu prado; tu rebaño bajo tu cuidado.
Tanto bien que nos ofreces a diario y ni siquiera nos percatamos de detalles
como el respirar, el caminar, el pensar, el hablar. Es tanta gracia derramada. ¡Te
alabamos Señor! ¡Eres el Gran Dios y Rey sobre todos los dioses! ¡Te cantamos
con júbilo a Ti! ¡Cantamos a la roca de nuestra salvación!
Un abrazo y bendiciones.
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