—¿Qué quieres que haga por ti? —Señor—le dijo—, ¡quiero ver! Jesús le dijo: —Bien, recibe la vista. Tu fe te ha sanado.
Lucas 18:41-42. NTV.
Lectura: Lucas 18:35-43.
Versículo del día: Lucas 18:41-42.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Cuántos estamos como aquel
ciego! Este hombre, aparte de ser ciego era además mendigo. Él supo de Jesús y
recurrió al Señor cuando le dijeron que pasaría por aquel lugar. Quizá también
has escuchado de Jesús de Nazaret que vino a sanar enfermos del alma y del
cuerpo. Quizá tu ceguera no es física sino espiritual y es el momento de
voltear los ojos a Jesús y decirle: Señor, ¡quiero verte como el Dios Salvador
que vino a buscarme!
Jesús está cerca de ti;
no lo dejes pasar. Si deseas, lo puedes tocar. No lo busques en lo alto ni lo
busques en la oscuridad. Jesús está tan cerca que le puedes hablar y te
escuchará. Dirás, ¿cómo puede ser? Te digo: Jesús espera por ti. Él vino hace
dos mil años para traerte salvación y sanidad. Si le invitas a tu vida vendrá,
cenará contigo y te dará una vida eterna a su lado. Te exhorto a orarle así:
Señor Jesús: yo te
necesito. Estoy sufriendo de ceguera espiritual y deseo tenerte a mi lado como
a mi mejor amigo. Ven a mi vida; perdona mis pecados, toma el control del trono
que yo manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias bendito Jesús
por perdonarme y limpiarme. Gracias por la vida eterna que me darás Contigo en
el cielo. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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