martes, 22 de septiembre de 2009

El Señor es refugio

En ti, Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame

Salmo 31:1.

Lectura diaria: Salmo 31:1-24. Versículo del día: Salmo 31:1.

ENSEÑANZA

A través de todo este Salmo, el rey David le ruega Dios, pidiéndole su protección y fortaleza; él sabe que solamente Dios puede ayudarle y sacarle victorioso ante sus enemigos. “Jamás permitas que me avergüencen” es su clamor. Reconoce a Dios como su refugio, su roca protectora. Abre su corazón ante el Dios de su salvación, haciéndole saber su angustia, sufrimiento y debilidad por las que está pasando. Sin embargo, a pesar de toda su aflicción en medio de la zozobra en que se encuentra, tiene la plena seguridad de lograr su confianza en “su Dios y Señor”. “Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: Tu eres mi Dios. Mi vida entera está en tus manos” Versos 14-15. Siempre he pensado que ante Dios, tenemos que desbordar nuestro corazón, no solamente para alabarle y adorarle, sino también para hacerle conocer nuestras pesadumbres y congojas. Dios es Dios y lo sabe absolutamente todo, a Él no podemos llegar con mentiritas y tratando de engañarlo como si estuviésemos de lo mejor, cuando la realidad es bien diferente. Estoy convencida que se goza no solamente de nuestra verdad sino también de nuestra confianza depositada en Él. Aprendamos del rey David; seamos completamente sinceros ante el Señor, dejemos ante su presencia nuestro corazón abierto de par en par, convencidos de igual manera que actuará y encontraremos en Él, el refugio seguro que necesita nuestro ser atribulado.

Un abrazo y bendiciones.

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