jueves, 10 de septiembre de 2009

Dios peleará por nosotros

¡Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria…Él se apoya en la fuerza humana, mientras que nosotros contamos con el Señor nuestro Dios, quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas

2ª. Crónicas 32:7-8.

Lectura diaria: 2ª. Crónicas 32:1-23. Versículo del día: 2ª. Crónicas 32:8.

ENSEÑANZA

Tal como están los tiempos, no solamente nos agobian las preocupaciones familiares sino las sociales. Al mirar a nuestro alrededor, vemos un mundo corrupto envuelto en asesinatos e injusticia. No podemos pasar desapercibidos los problemas que aquejan fuertemente a naciones como la nuestra. Ver a los políticos enfrentados los unos con los otros, solamente por el deseo de poder, mientras las ciudades de Colombia se bañan en sangre inocente. Nosotros como familia estamos consternados con lo sucedido en Medellín a una niña de la iglesia de mi hijo; la manera cruenta como la asesinaron deja un dolor grande en el corazón. Personalmente, las preguntas surgen por doquier. La palabra de Dios, llega hoy más enérgica que nunca a darme nuevas fuerzas, las cuales quiero transmitir a ustedes: “¡Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se acobarden. Contamos con alguien que es más poderoso: el Señor nuestro Dios, Él nos brinda su ayuda y pelea por nosotros”. Hasta donde entiendo, la niña asesinada era una mujer de Dios, trabajaba en el área de antinarcóticos y vaya uno a saber, si fue su integridad la que la llevó a la muerte. Esa es una de mis fuertes apreciaciones. ¡Iglesia de Dios, por favor, levantémonos unidos todos, saquemos este país adelante! Recordemos 2ª. Crónicas 7:14: Si se humilla mi pueblo y ora y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. Es hora de que entendamos estas palabras; es hora de no permitir que con nuestros votos siga la corrupción. Llegó el momento para decir “NO MÁS”. En esto los pastores tienen una responsabilidad muy grande, no pueden seguir unos, buscando poder y más riqueza en puestos políticos, dejando a un lado el rebaño. No pueden seguir otros, indiferentes ante la desbandada de fieles de sus iglesias. ¿Acaso no les interesan sus ovejas? En estos momentos, creo que todos somos culpables por lo sucedido a nuestra patria. Sin embargo, como cristianos tenemos una responsabilidad mayor. Animémonos unos a otros, sin dejar de humillarnos ante Dios, convencidos de que Él peleará por nosotros. Una batalla se puede perder, pero al final seremos vencedores de la guerra; de la guerra del enemigo frente a nuestro país.

Un abrazo y bendiciones.

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