viernes, 11 de septiembre de 2009

El cuidado de Dios

Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas

Salmo 17:8.

Lectura diaria: Salmo 17:1-15. Versículo del día: Salmo 17:8.

ENSEÑANZA

En la vida, siempre se encontrarán aflicciones y desesperanzas. A lo largo de ese correr tras el viento hay un sinnúmero de obstáculos que se interponen sin dejarnos avanzar como quisiéramos. A pesar de las dificultades Dios está siempre ahí; siempre con nosotros, sin importar quien esté en contra. Quienquiera que desee hacernos daño, primero tiene que pasar ante el Señor para recibir su permiso. Si Dios se lo concede, es porque algún plan estratégico tiene a través de esa situación. El salmista nos hace entender muy bien que a pesar de la maldad, la envidia y la injusticia, Dios está presente, por eso no duda en pedirle su protección y gran amor; en solicitarle el cuidado como a la niña de sus ojos. Más adelante en el Salmo 18:1-2, David nos demuestra que encontró respuesta a sus ruegos y exalta su amor por Él, al reconocerle como su fuerza, su roca, escondite y peñasco en el que buscó refugio. A pesar de encontrarse en tribulación, siempre tuvo la certeza que Dios como el mejor Padre, cuidaría de él. Si lo hizo con David, ¿no lo puede hacer igual con nosotros? No pongamos la mirada en el hombre porque éste nos defraudará; descansemos en Él; confiemos en su Palabra y continuemos el camino, que al final entenderemos su estrategia. Mientras tanto, el Señor irá escondiéndonos bajo la sombra de sus alas, cuidando nuestro andar.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: