Aunque la higuera no florezca ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo y los campos no produzcan alimentos; aunque en el redil no haya ovejas ni vaca alguna en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor. ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación!
Habacuc 3:17-18. NVI.
Lectura: Habacuc 3:1-19. Versículos del día: Habacuc 3:17-18.
MEDITACIÓN DIARIA
Así es. A veces suceden
cosas difíciles una tras otra, El profeta Habacuc nos habla de los tiempos difíciles
de Israel y puede ser que también sean los que vendrán sobre la tierra. Y
bueno, no lo tomemos a nivel general, pero sí particular o personal. Yo diría que estos últimos días no han sido
tan fáciles para mí. He tenido carga en mi corazón porque vendimos el
apartamento en donde vivíamos con mi esposo; tenemos que entregarlo muy pronto,
el tiempo vuela y mi esposo ya venía desde hace unos días desalentado y sus dolencias
dijeron: ‘pare’ y como no paró, Papito Dios que es Sabio y Soberano lo envió a
descansar obligatoriamente al hospital.
No sabemos todavía para
dónde nos vamos, la organización de la mudanza se paró, y encima el bebé de
nuestra hijita a quien cuidamos ha estado esta semana también enfermito. En conclusión,
el panorama no pinta bien y diré como Habacuc: “Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya frutos. Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados
no den mantenimiento… Con todo, yo me regocijaré en el Señor. ¡Y me gozaré en
el Dios de mi salvación!
Sí mi Señor. Se me
antoja que todo está difícil; que Eres Tú solamente quien me darás la respuesta
acertada a mis inquietudes. Gracias porque, aunque todo pinte de color oscuro, yo
me regocijaré en Ti. ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación! Gracias, porque
también me has dicho que tienes planes de bienestar y no de calamidad, Esta
bendita esperanza me levanta el ánimo y me alegra. Tomo esa promesa y me acojo
a ella. Gracias, gracias bendito Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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