Cuantas más palabras decimos, menos sentido tienen. Entonces, ¿para qué sirven?
Eclesiastés 6:10. NTV.
Lectura: Eclesiastés
6:10-12. Versículo del día: Eclesiastés
6:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Así es; con razón el
dicho: “El que mucho habla mucho yerra”. Definitivamente lo que menos debemos
mover es la lengua. Santiago nos exhorta a ello (Santiago 3:1-12). Es que si
sabemos dominar la lengua podemos decir que somos perfectos; pero no. Todos
pecamos con la lengua. Con ella bendecimos, pero también criticamos; alabamos,
pero también maldecimos: “Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera
o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua amarga puede dar agua dulce”
(Santiago 3:12). Hablemos menos y escuchemos más.
Señor Jesús: de
verdad que tenemos que pedirte perdón por tanta palabra vana que pronunciamos.
Enséñanos, buen Señor a estar prestos para bendecir, para loar, para enaltecer
y frena nuestros labios de palabras lisonjeras. Queremos con nuestra boca
ofrecer también el amor Tuyo. Gracias por estar pendiente de tus hijos y cada
día enseñarnos un mejor comportamiento que redunda en un bienestar y una mejor
calidad de vida. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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