¡Vengan todos! ¡Aplaudan! ¡Griten alegres alabanzas a Dios! Pues el Señor Altísimo es imponente; es el gran Rey de toda la tierra.
Salmo 47:1-2. NTV.
Lectura:
Salmo 47.1-9. Versículo del día: Salmo
47:1-2.
MEDITACIÓN
DIARIA
Esta
es una invitación que nos hace el Salmista, para venir a adorar a nuestro Rey y
Señor. Entonces, ¡hagámoslo! En dónde
estés; sea en tu alcoba, sea en tu auto, en el autobús o tren, sea volando o
navegando, alaba al Señor. Alábalo por su grandeza, por su misericordia, por su
perdón, por ser el Dador de tanto bien; alábalo por tu vida, por tu salud, por
tu cónyuge, por tus hijos, por tus nietos; alábalo por tus amistades y alábalo
por las aves que nos despiertan con su canto; por su magnífica creación.
Alábalo de igual manera, por las tristezas y desilusiones que tengas en tu vida.
El Señor desea y reclama nuestra alabanza. “¡Que todo lo que respira alabe
al Señor! ¡Aleluya!” (Salmo 150:6 NVI).
Bendito
seas Señor Dios Rey Celestial. Vamos todos a cantarte y loarte por tu grandeza
y poder. ¡Que haya júbilo y gritos de alegría! ¡Que toda la tierra se regocije!
Cantémosle un himno hermoso a nuestro gran Rey y Señor. Que todos los pueblos,
toda su gente: grandes, pequeños, de todas las lenguas y naciones del mundo,
alaben a nuestro Dios y Señor. Que toda tu creación se incline hacia Ti Rey de
reyes y Señor de señores. Toda la gloria, honor y poder sean para Ti. ¡Aleluya,
aleluya! ¡Bendito seas Señor Dios Rey Celestial!
Un abrazo y bendiciones.
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