¡Qué grande es el Señor, cuán digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, situada sobre su monte santo! Es alto y magnífico; ¡toda la tierra se alegra al verlo! ¡El monte Sion, el monte santo, es la ciudad del gran Rey! Dios mismo está en las torres de Jerusalén dándose a conocer como su defensor.
Salmo 48:1-3.
Lectura:
Salmo 48:1-14. Versículos del día: Salmo
48:1-3.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
Salmo hace alusión a Jerusalén, situada sobre el monte santo de Sion.
Jerusalén, la ciudad del gran Rey. La seguridad de esta ciudad no se debe a sus
propias fortificaciones, sino a la mano directa de Dios. Jerusalén, refugio
eterno para su pueblo; muestra la fidelidad de Dios hacia ella, hasta el final
de los tiempos. La Jerusalén terrenal es el anticipo de la Jerusalén celestial
(Apocalipsis 21), cuando el Señor reúna a su pueblo; representará la unión
definitiva entre Dios y su pueblo redimido. El Salmo invita a quienes la aman a
recorrer Sion, contar sus defensas, para así mismo seguir contándolo a las
generaciones venideras para que la grandeza de Dios sea conocida por todos.
Dios nos manda a orar por esta ciudad: Salmo 122:6-9.
Amado
Señor: bien sabemos que Jerusalén sigue dentro de tu corazón y por eso sigues
guardándola hasta que baje la Jerusalén celestial adornada con hermosas piedras
preciosas. Esta nueva Jerusalén, será de gloria completa. Allí, yo quiero estar
y andar por sus calles de oro y mar de cristal. Hoy oramos Señor, por la paz de
la Jerusalén terrenal. Gracias Señor porque Tú Eres verdaderamente grande y
digno de suprema alabanza; tu grandeza es indescifrable. ¡Te adoramos bendito
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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