Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Romanos 14:8. NVI.
Lectura:
Romanos 14:1-10. Versículo del día:
Romanos 14:8.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
apóstol Pablo hace un llamado a la unidad cristiana, para que sea igual el
trato al que es débil en la fe, sin juzgarlo ni menospreciarlo, como al que se
siente fuerte o ya es maduro en sus convicciones. “¿Quién eres tú para juzgar
al siervo de otro? Que se mantenga firme o que caiga es asunto de su propio
señor. Y se mantendrá firme, porque el Señor tiene poder para sostenerlo” (v. 4
en la lectura). En esto debemos ser prudentes y respetuosos; no podemos juzgar
al que come ciertos alimentos, como tampoco podemos juzgar al hermano que tiene
días especiales diferentes a otros: “Porque ninguno de nosotros vive para sí
mismo ni tampoco muere para sí. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si
morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del
Señor somos” (vv. 7-8 en la lectura). Lo más importante es buscar lo que fortalece
a toda la comunidad y no causar tropiezo alguno. Es mejor unir que esparcir.
Amado
Señor: Te pedimos que nos enseñes a convivir en medio de las diferencias, practicando
el respeto y la tolerancia. Que podamos entender que lo principal que nos une
es la fe en Ti y no cosas pasajeras, que en vez de ayudarnos a crecer nos van a
dividir. Señor queremos ser uno con el débil en la fe como con el fuerte que ya
la tiene cimentada. No permitas que seamos piedra de tropiezo y no dejemos
avanzar a los que vienen detrás nuestro, por criterios o situaciones
insignificantes. Gracias, gracias, buen Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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