Él fue traspasado por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Isaías 53:5. NVI.
Lectura:
Isaías 53:1-9. Versículo del día: Isaías
53:5.
MEDITACIÓN
DIARIA
Este
capítulo de Isaías habla todo el padecimiento del Señor Jesucristo. Quizá nos
acostumbramos a ver un crucifijo y creemos que eso fue todo; no, no. De ninguna
manera, a nuestro buen Señor ni siquiera lo reconocían quienes lo miraban
porque de Él no quedó figura humana. “No había en él belleza ni majestad
alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable”,
“Todos evitaban mirarlo; fue despreciado y no lo estimamos” (v. 2b y 3b). ¡Hasta
dónde se humilló por ti y por mí, nuestro buen Señor! “Él fue traspasado por
nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Sobre él recayó el
castigo, precio de nuestra paz y gracias a sus heridas fuimos sanados” (v. 5). Fijémonos
bien, no solamente salvos, sino sanados gracias a sus heridas. ¡Tanto amor mi
buen Señor! El Señor mismo lo declara: “No hay mayor amor que dar la vida por los
amigos” (Juan 15:13).
Tú
que estás leyendo este Devocional, entiende que el Señor se humilló, para librarnos
de las garras el enemigo y darnos salvación. Todo su sufrimiento, lo soportó por
ti. Él desea que lo reconozcas y lo aceptes en tu vida como Señor y Salvador.
Te puedo guiar con una corta oración. Dios no está interesado en la belleza de
tus palabras sino en a sinceridad de tu corazón, dile así:
Señor
Jesús: yo te necesito; gracias porque moriste por mí y pagaste todo el precio
de mi pecado. Hoy decido aceptarte en mi vida para que vengas a morar conmigo y
seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo manejo y hazme la
persona que deseas que yo sea, Gracias Señor por perdonarme, limpiarme, darme
sanidad y darme la salvación a tu lado. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario