sábado, 4 de octubre de 2025

Sobre Él recayó todo el peso de nuestro pecado

 Él fue traspasado por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz y gracias a sus heridas fuimos sanados. 

Isaías 53:5. NVI.


Lectura: Isaías 53:1-9.  Versículo del día: Isaías 53:5.


MEDITACIÓN DIARIA


Este capítulo de Isaías habla todo el padecimiento del Señor Jesucristo. Quizá nos acostumbramos a ver un crucifijo y creemos que eso fue todo; no, no. De ninguna manera, a nuestro buen Señor ni siquiera lo reconocían quienes lo miraban porque de Él no quedó figura humana. “No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable”, “Todos evitaban mirarlo; fue despreciado y no lo estimamos” (v. 2b y 3b). ¡Hasta dónde se humilló por ti y por mí, nuestro buen Señor! “Él fue traspasado por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz y gracias a sus heridas fuimos sanados” (v. 5). Fijémonos bien, no solamente salvos, sino sanados gracias a sus heridas. ¡Tanto amor mi buen Señor! El Señor mismo lo declara: “No hay mayor amor que dar la vida por los amigos” (Juan 15:13).


Tú que estás leyendo este Devocional, entiende que el Señor se humilló, para librarnos de las garras el enemigo y darnos salvación. Todo su sufrimiento, lo soportó por ti. Él desea que lo reconozcas y lo aceptes en tu vida como Señor y Salvador. Te puedo guiar con una corta oración. Dios no está interesado en la belleza de tus palabras sino en a sinceridad de tu corazón, dile así:


Señor Jesús: yo te necesito; gracias porque moriste por mí y pagaste todo el precio de mi pecado. Hoy decido aceptarte en mi vida para que vengas a morar conmigo y seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo manejo y hazme la persona que deseas que yo sea, Gracias Señor por perdonarme, limpiarme, darme sanidad y darme la salvación a tu lado. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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