Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? —¿Quién eres, señor?—preguntó Saulo. —Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—.
Hechos 9:4-5. NTV.
Lectura.
Hechos 9:1-19. Versículos del día:
Hechos 9:4-5.
MEDITACIÓN
DIARIA
La
conversión de Saulo es de los temas que me apasionan leer en la Biblia, porque
saber quién fue este hombre, antes del encuentro con el Señor y cómo su vida
cambió totalmente después de ese encuentro, es impactante; al punto que del
nuevo Saulo (Pablo), son las Epístolas que abarcan casi todo el Nuevo
Testamento. Recordemos parte de lo que hizo Saulo, antes de ser el apóstol
especial para llevar el Evangelio del Señor a los gentiles: “Mientras tanto,
Saulo pronunciaba amenazas en cada palabra y estaba ansioso por matar a los
seguidores del Señor. Así que acudió al sumo sacerdote. Le
pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para solicitarles su
cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encontraran ahí.
Su intención era llevarlos—a hombres y mujeres por igual—de regreso a Jerusalén
encadenados” (vv. 1-2). Digo que su
conversión es impactante, no solamente por su deseo maligno de acabar con los primeros
cristianos, sino porque su conversión fue inmediata y total. Uno fue el Saulo
de antes y otro el Pablo después.
Bendito
Señor, gracias porque para Ti no hay imposibles y cuando llamas a una persona
para tu reino y para que te sirva, su cambio es asombroso. Gracias porque Tú
utilizas a quién quieres y cómo quieres para compartir Tu mensaje de salvación.
Gracias también te damos por tu apóstol Pablo, que nos dejó una gran herencia,
porque todos los gentiles hemos sabido de Ti, a través de este gran apóstol.
Gracias, gracias, bendito Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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