Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene
Salmo 3:5. NVI.
Lectura: Salmo 3:5-8. Versículo del día: Salmo 3:5.
MEDITACIÓN DIARIA
No importa lo que estemos
pasando o el momento que estemos viviendo. Puede ser una crisis financiera, una
crisis familiar, una crisis emocional o incluso una crisis espiritual, pero
debemos tener la confianza que es el Señor mismo quien viene y se acerca hacia
cada uno de los afectados, para llenarnos de su amor, de su paz e incluso de su
perdón.
El rey David escribió
este Salmo cuando su propio hijo Absalón quería matarlo, sin embargo David
tenía la plena certeza de que su Señor lo guardaría. Miremos como termina el
Salmo: “Tuya es, Señor, la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo!” (v.
8).
Amado Señor Jesús:
sí, la salvación es completamente Tuya. Tú no solamente nos das la salvación
eterna, sino que también en circunstancias adversas sales a defendernos para
darnos la victoria. Gracias, gracias te
damos porque bien sabemos que estamos en tus manos y que el enemigo no puede entrar
a hacernos daño alguno. Gracias, bendito Señor, porque nos permites tener un
sueño tranquilo y apacible. Tú nos das el descanso renovador y nos remontas
nuevamente a la cueva de las águilas para tener un amanecer en paz y rejuvenecedor.
¡Te amamos bendito Señor y Dios nuestro!
Un abrazo y bendiciones.
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