sábado, 11 de febrero de 2023

Tú Eres quien mereces toda nuestra adoración y pleitesía

¡Señor, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder”.  Jeremías 10:6. NTV.


Lectura: Jeremías 10:1-16.  Versículo del día: Jeremías 10:6.


MEDITACIÓN DIARIA


Este capítulo de Jeremías empieza hablándole al pueblo de Israel sobre la idolatría. El Señor les dice a través del profeta que no hagan lo de las otras naciones que tienen costumbres vanas y necias. Cortan un árbol y el artesano talla un ídolo que decoran con oro y plata y luego lo aseguran con martillo y clavos, pero no pueden caminar ni hablar; incluso los visten con ropas de púrpura y azul real (vs. 3-5 y 9). “Sin embargo, el Señor es el único Dios verdadero. ¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno! Toda la tierra tiembla ante su enojo; las naciones no pueden hacerle frente a su ira” (v. 10).


Empecé a leer un libro en casa de mi hijo que precisamente habla de la idolatría; pero no pensemos que la de muñecos tallados, no. El autor hace ver cuántas cosas convertimos nosotros en ídolos: el trabajo, el estudio, el auto y puede ser también el cónyuge, los padres, un hijo y me dejó muy pensativa que incluso decía, que una preocupación puede formarse nuestro ídolo. Y es que cualquier cosa o persona que le quite el primer lugar al Señor ya es idolatría. De razón que también escuché en días pasados una prédica en la que se enseñaba sobre el mandato de: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30), y el predicador hizo énfasis en que este mandato era bien difícil de cumplir y me atrevería a decir que así es, porque si no es nuestro corazón el que falla, puede ser la mente, el alma o las fuerzas que se interpondrán y seguramente pasaríamos a dejar en el trono de nuestra vida aquello que desplazó al Señor nuestro Dios.


Amado Señor: hasta ahora estoy entendiendo lo que es amarte de manera total a Ti y despojarnos de todo aquello de lo cual hacemos ídolos en nuestro diario vivir. Mi Señor, tengo que confesarte que no es tan fácil; quizá por la vida misma que rutinariamente he llevado o porque llegan nuevas tareas, ilusiones, desafíos e incluso aflicciones que se interponen en mi relación Contigo. Perdóname Dios mío y enséñame a mirarte exclusivamente a Ti. Creo que no es tarea fácil, pero todo lo puedo en Cristo Jesús que es mi fortaleza. Gracias, muchas gracias bendito Señor y Dios.


Un abrazo y bendiciones.

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