¡Señor, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder”. Jeremías 10:6. NTV.
Lectura: Jeremías
10:1-16. Versículo del día: Jeremías
10:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Este capítulo de Jeremías
empieza hablándole al pueblo de Israel sobre la idolatría. El Señor les dice a
través del profeta que no hagan lo de las otras naciones que tienen costumbres
vanas y necias. Cortan un árbol y el artesano talla un ídolo que decoran con
oro y plata y luego lo aseguran con martillo y clavos, pero no pueden caminar
ni hablar; incluso los visten con ropas de púrpura y azul real (vs. 3-5 y 9). “Sin
embargo, el Señor es el único Dios verdadero. ¡Él es el Dios viviente y el Rey
eterno! Toda la tierra tiembla ante su enojo; las naciones no pueden hacerle
frente a su ira” (v. 10).
Empecé a leer un libro en
casa de mi hijo que precisamente habla de la idolatría; pero no pensemos que la
de muñecos tallados, no. El autor hace ver cuántas cosas convertimos nosotros
en ídolos: el trabajo, el estudio, el auto y puede ser también el cónyuge, los
padres, un hijo y me dejó muy pensativa que incluso decía, que una preocupación
puede formarse nuestro ídolo. Y es que cualquier cosa o persona que le quite el
primer lugar al Señor ya es idolatría. De razón que también escuché en días
pasados una prédica en la que se enseñaba sobre el mandato de: “Ama al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas” (Marcos 12:30), y el predicador hizo énfasis en que este mandato era
bien difícil de cumplir y me atrevería a decir que así es, porque si no es
nuestro corazón el que falla, puede ser la mente, el alma o las fuerzas que se
interpondrán y seguramente pasaríamos a dejar en el trono de nuestra vida aquello
que desplazó al Señor nuestro Dios.
Amado Señor: hasta
ahora estoy entendiendo lo que es amarte de manera total a Ti y despojarnos de
todo aquello de lo cual hacemos ídolos en nuestro diario vivir. Mi Señor, tengo
que confesarte que no es tan fácil; quizá por la vida misma que rutinariamente
he llevado o porque llegan nuevas tareas, ilusiones, desafíos e incluso
aflicciones que se interponen en mi relación Contigo. Perdóname Dios mío y
enséñame a mirarte exclusivamente a Ti. Creo que no es tarea fácil, pero todo
lo puedo en Cristo Jesús que es mi fortaleza. Gracias, muchas gracias bendito
Señor y Dios.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario