Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido; no te puedo esconder mis transgresiones.
Salmo 69:5. NVI.
Lectura: Salmo 69:1-15. Versículo del día: Salmo 69:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Si algo tenía el rey
David era que jamás encubría sus faltas. Yo pensaría que por eso su corazón era
de acuerdo al corazón de Dios. Sufría de pensar que había caído, pero también
se alegraba y lo adoraba con cánticos y Salmos donde le sabía expresar todo su
amor y reconocer toda su gloria. David jamás fue hipócrita con Dios ni
mentiroso; como todo ser humano cayó, pero gracias al profeta Natán cuando pecó
tan gravemente pudo reconocer su falta y volcar su corazón en arrepentimiento y
dolor hacia su Señor. Creo que eso mismo es lo que espera nuestro buen Señor de
cada uno de sus hijos; lo mejor sería no caer, no pecar, pero el mismo Dios
sabe de nuestra naturaleza pecaminosa que todavía nos hace mella y el enemigo
que está atento a estos deslices, inmediatamente nos pone la zancadilla y ¡zas!,
caemos. Gracias a Dios tenemos la solución. El apóstol Juan nos dice: “Si
confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9); también nos afirma lo siguiente: “Hijitos
míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos a uno
que nos da la confianza de acercarnos al Padre: Jesucristo, el Justo” (1 Juan
2:1 PDT). Miremos que lo importante no es quedarnos con el pecado guardado sino
expulsarlo y Dios no solo nos los perdonará, sino que también nos limpiará. Y
lo bonito de todo esto es que teniendo al Señor Jesús en nuestras vidas tenemos
la confianza de hacerlo porque Él intercede ante Dios como abogado, como
defensor, como el intercesor que es y saca la cara por nosotros, porque Él fue
declarado Justo y nos defiende ante el Padre. ¡Hasta dónde llega su amor!
Mi Amado Señor
Jesús: muchas gracias porque cargaste con todas nuestras culpas y
transgresiones sin saber nosotros mismos hasta dónde iríamos a fallar; pero Tú
que nos conociste aun desde antes de nacer ya tenías en la mira todas nuestras
transgresiones. Definitivamente tanto amor de tu parte nos abruma e igual que
David sentimos dolor por fallarte. Gracias, gracias Señor Jesús porque sobre
tus hombros recayó todo el peso de los pecados cometidos. Enséñanos a ser
fieles a Ti, a buscarte día y noche; hora tras hora; minuto tras minuto para no
darle cabida al diablo y de ese modo hacer tu voluntad. ¡Te amamos Señor y Dios
nuestro!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario