Cuando una mujer embarazada está dando a luz, sufre en ese momento. Pero una vez que nace el bebé, la madre olvida todo el sufrimiento, y se alegra porque ha traído un niño al mundo.
Juan 16:21. TLA.
Lectura: Juan 16:1-24.
Versículo del día: Juan 16:21.
MEDITACIÓN DIARIA
Poco entendían los discípulos
del Señor sus palabras cuando les decía que Él regresaría al Padre y ya no lo
verían por un tiempo, pero después la alegría sería completa. Por eso, el Señor
compara la situación con la de un parto: primero dolor y luego felicidad. Yo
aprovecho esta lectura para orar por Liz, mi nuera, que ya prontamente dará a
luz. Mucho dolor que se transforma en alegría. “Con sabiduría se construye la
casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus
cuartos de bellos y extraordinarios tesoros” (Proverbios 24:3-4)
Amado Señor: te doy
gracias por la vida de mi querida Lis. Toma todo su cuerpo y el del bebé y sé
Tú glorificándote en ese advenimiento. Mi Dios, los dolores de un parto hacen
parte del proceso normal del nacimiento. Sin embargo, mi Señor, fue una de las
consecuencias de la caída de Adán y Eva en el paraíso. Sin duda alguna, ahora
que te hemos reconocido como Señor y Salvador confesamos que Eres el último
Adán; es decir, un Espíritu que da vida. Por lo tanto, humildemente te pedimos
que tomes esos dolores y los transformes en vida abundante para Mostacit@.
Gracias por Lis; fortalécela y guárdala. Gracias por el bebé que viene en
camino. Gracias por Dany; gracias por ese hogar ¡Ya se empiezan a llenar sus
cuartos de bellos y extraordinarios tesoros! ¡Bendícelos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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