¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Salmo 42:5. RVR1960.
Lectura:
Salmo 42:1-11. Versículo del día: Salmo 42:5.
MEDITACIÓN
DIARIA
Este
es uno de los Salmos que me llega profundamente al corazón y me gusta como lo
aprendí en la Versión Reina Valera. Y es que es así; a veces creemos que somos
nosotros directamente los que le clamamos al Señor, pero no es en nuestra
propia fuerza, no es en nuestro mal ego, es en el clamor que sale de adentro de
nuestro ser: ¡oh alma mía! ¿por qué te abates y te turbas dentro de mí? Y allí
mismo está la respuesta: Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación
mía y Dios mío.
Muchas
veces tenemos que afrontar situaciones difíciles y es cierto, nos entristecemos,
nos desanimamos desde lo más profundo de nuestro ser. Me preguntaba yo, porque
dice el Salmista: “Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y
Dios mío”. Es como si él supiera y tuviera muy claro que en la alabanza está
concentrado el mayor poder de Dios. Estoy segura, que el Señor quiere que no
solamente lo alabemos por las alegrías y los triunfos, sino constantemente. Inclusive,
mucho más debemos alabarlo, en la adversidad. Ahí radica la clave: en la
alabanza el Señor responde a lo que tanto nos agobia. La alabanza nos conecta
directamente con el corazón de Dios ¡Gloria por siempre a Él!
Amado
Señor: gracias por enseñarnos a darte todo honor y gloria, no solamente en los
tiempos felices; también nos enseñas que en los días de turbulencia y de
intensos fríos con nubes borrascosas, deseas que igualmente alcemos nuestras
manos para rendirte adoración y gloria. Gracias, mi Señor; Tú Eres digno de adoración
eternamente y para siempre; en todo instante y lugar; sea o no sea el momento
apropiado. Gracias, gracias Amado Señor. Que cuando salga a caminar en las
mañanas pueda sentir el olor de tu fragancia en los pajaritos que recorren el
prado al pasar, en los árboles que diviso en medio de neblina y en la tenue
flor que casi piso al andar. ¡Que todo lo que respira alabe tu Nombre mi Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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