Si es pecador, no lo sé —respondió el hombre—. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
Juan 9:25. NVI.
Lectura: Juan 9:13-34. Versículo del día: Juan 9:25.
MEDITACIÓN DIARIA
El episodio nos narra el
milagro de la sanación del ciego de nacimiento. Los fariseos argumentaban que
Jesús era endemoniado, que era un falso profeta, que lo había sanado en sábado,
en fin, todo lo que fuera, menos reconocer que Jesús de Nazaret era el Cristo;
el Mesías enviado por Dios para liberar a la humanidad del pecado, que lo aleja
de Dios (Romanos 3:23). Lo triste es que todavía muchos se apegan a tradiciones
que nada dejan y que ciegan también a las personas para evitar que se salven.
El propósito de mi
devocional es precisamente poder llegar a muchos, ya que a través del internet
y de las redes sociales se ha abierto la posibilidad de expandir el Evangelio
del Señor Jesucristo de las Buenas Nuevas de Salvación. No hay religión que
salve y menos tradiciones. Jesús es el único camino para llegar al Padre (Juan
14:6). Por eso con todo mi amor, te ruego que no le pongas más peros al mensaje
y aceptes en tu vida a Jesús de Nazaret; orar es hablar con Dios y Dios no está
interesado en palabras hermosas, está interesado en la actitud de tu corazón;
que seas sincero. Te puedo guiar con esta
oración:
Señor Jesús:
entiendo que te necesito; gracias por amarme tanto que moriste en la cruz por
mis pecados; te pido perdón por ellos y hoy decido aceptarte en mi vida como mi
Señor y Salvador. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que
deseas que yo sea. Gracias por permitirme ver tu obra en bien mío; gracias por
perdonarme, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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