lunes, 7 de junio de 2010

El amor y la prefecía

Empéñense en seguir el amor y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía”.
1ª. Corintios 14:1.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 14:1-25. Versículo del día: 1ª. Corintios 14:1.

ENSEÑANZA

A veces creemos o se nos hace creer en la poca importancia de los dones. Se tiende a pensar que si se practican en la iglesia se nos va a tildar de fanáticos o de locos. Los dones sirven para edificación de todos los miembros de la iglesia y para la conversión de los incrédulos (vv. 21-25). El apóstol Pablo nos hace un llamado a buscarlos y seguirlos. El amor, es por excelencia el don mayor, es el don supremo del Espíritu (1 Co. 13) y el resumen de toda la ley (Ro. 13:8; Gá. 5:13). Junto a éste, Pablo nos enseña cuán importante es el don de profecía; en el Nuevo Testamento la profecía se tiene en alta estima y su función aparte de haber sido anunciar alguna revelación particular dada por Dios como en Hechos 19:6, sirve también para edificar o consolar con ese conocimiento de la voluntad de Dios (v. 1, 3, 5), o predecir un acontecimiento futuro (Mt. 15:7), donde el Señor habla sobre lo profetizado por Isaías. El don del amor que además es fruto del Espíritu junto con el don de profecía, en mi concepto deberían ser los más anhelados por los cristianos. Busquémoslos para aprender a llevar una vida rica en el propósito que Dios nos tiene.

Un abrazo y bendiciones.

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