sábado, 2 de noviembre de 2024

El amor de Jesús no es envidioso, busquemos su amor

Entonces los principales sacerdotes decidieron matar a Lázaro también, ya que a causa de él mucha gente los había abandonado a ellos y ahora creían en Jesús. 

Juan 12:10-11. NTV.


Lectura: Juan 12:1-11.  Versículo del día: Juan 12:10-11.


MEDITACIÓN DIARIA


Los principales sacerdotes, quienes eran, digámoslo así: los del ejemplo a seguir, no solo querían matar a Jesús sino también a Lázaro. En una palabra, sentían completamente envidia de ver que la gente seguía y le creía a Jesús. En esta semana estuvimos viendo con mi esposo una serie en televisión basada en un hospital en donde los médicos neurocirujanos realizaban cantidad de cirugías con relación al cerebro. Había un médico muy versado y competitivo que estaba subiendo en su profesión y tenía pacientes que solamente querían que fuera él quien les hiciera las intervenciones. Esto generó en el colega más amigo de él, una envidia y celos profesionales que incluso lo mandó asesinar en dos ocasiones. A este médico le pasaron muchas cosas difíciles, por causa del primer atentado que le hicieron. Yo me preguntaba ¿todo eso causado únicamente por envidia?  Mi esposo me respondió: entre los médicos se ven muchísimos casos parecidos. Y si; no solamente entre ese gremio. Dice el dicho: ‘La envidia es una llama que consume al que la alimenta’ y es triste porque en general va acompañada de gente hipócrita y falsa. En la serie que les comenté, el médico que le hizo tanto daño era su mejor amigo y colega. “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?” (Jeremías 17:9 NTV), Claro; también tenemos el antídoto: “el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor” (1 Corintios 13:4-5 VRV1960). Busquemos el amor de Jesús.


Señor Jesús: gracias porque a través de tu Palabra nos muestras y enseñas que el corazón humano es engañoso y perverso. Señor, ¡por eso necesitamos tanto de Ti! No permitas que en tus hijos florezca y haga nido este mal tan destructivo. Queremos vivir para Ti, siguiendo el mismo amor que Tú nos ofreciste; el amor que no es envidioso ni guarda rencor. También enséñanos a perdonar a las personas que han compartido con nosotros, pero que sus miradas delatan la envidia que poseen e incluso las que en alguna ocasión han hecho daño. ¡Gracias, muchas gracias, bendito Señor y Dios nuestro!


Un abrazo y bendiciones.


No hay comentarios: