miércoles, 24 de octubre de 2012

No importan los balazos porque somos la sal de la tierra



Cuando los fundamentos son destruidos, ¿qué le queda al justo?  
 Salmo 11:3.


Lectura diaria: Salmo 11:1-7.  Versículo principal: Salmo 11:3.

REFLEXIÓN

Los fundamentos son las bases de nuestra vida; aquellas cosas en que nos apoyamos y sobre las que estamos construidos.  Los cristianos tenemos el fundamento cimentado en la fe, basados en Dios y su Palabra.  La confianza está puesta en el Señor Jesucristo y en Él se asienta nuestra seguridad: “Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11).  ¡Un fundamento tan fuerte no puede ser destruido!  Está arraigado, sembrado y abonado en buena tierra, cual árbol frondoso.  De esta manera no importa que lleguen las lluvias torrenciales ni los fuertes vientos.
Está claro que el mundo en que vivimos quiere destruir todo aquello que sabemos va en contra de la Palabra de Dios: se fomenta la inmoralidad sexual, el irrespeto por los superiores, la avaricia, el fraude, la mentira, el robo y la violencia.  Se atenta de diversas formas con la vida aún sin ni siquiera haber nacido, se cambian las reglas del verdadero matrimonio, etc, etc.  Bien sabemos que el príncipe que quiere reinar y gobernar es el padre de la mentira; el enemigo  Satanás y es quien con sus artimañas y ardides engaña a la gente y quiere confundir también a los cristianos.  No importa que la maldad esté invadiendo todas las esferas; nosotros, llamados los justos por misericordia del Señor, somos los encargados de hacer la diferencia.  Somos la sal de la tierra y una característica de la sal es que sirve para preservar, para que no se dañen los alimentos; entonces, somos los encargados de preservar la sociedad en que vivimos; de poner el sabor diferente a través de la evangelización, con el sazón que nos debe caracterizar. 
Estamos viviendo como en los tiempos de Noé; la maldad se ha acrecentado.   Tenemos que permitir que muchos otros puedan entrar al Arca y salvarse también del castigo eterno.  Anunciarles las Buenas Nuevas de salvación como la sal de la tierra que somos, convencidos de que  nadie puede destruir el Fundamento mayor sobre el cual estamos cimentados.

Señor: Permite que podamos llevar tu mensaje de salvación entendiendo la responsabilidad que asumimos para afrontar todos los impactos que se disparan frente a los fundamentos que Tú has establecido.

Un abrazo y bendiciones. 

martes, 23 de octubre de 2012

El más Alto Oficial lo vigila todo



Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales.   
Eclesiastés 5:8.


Lectura diaria: Eclesiastés 5:8-20.  Versículo principal: Eclesiastés 5:8.

REFLEXIÓN

Con frecuencia vemos en programas de televisión las injusticias que se cometen con las  personas, especialmente por lo general, con los de menos recursos.  “A un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales”.  Pero infortunadamente en la mayoría de los casos, pareciera que “los altos oficiales” no se dan por aludidos u otros se cogen de sus investiduras para terminar de aplastar al indefenso.  Lo que no tienen en cuenta es que por encima de todos ellos, está el más Alto de todos los tiempos; el que sí es completamente justo y nada se le pasa: “¡Levántate, Señor!  ¡Levanta, oh Dios, tu brazo!  ¡No te olvides de los indefensos!” (Salmo 10:12).
Nada ni nadie se quedará por fuera del juicio divino.  Se puede hacer toda la maldad que se quiera aquí en la tierra: robar, matar, secuestrar, violar, pero Dios le pedirá a cada uno cuentas de su perversidad.  Hay un dicho muy cierto: “Arriba está, quien abajo mira”.  Lo que sucede es que el hombre en términos generales, se ha alejado tanto de Dios, que ya no tiene temor alguno por Él, ni obedece sus preceptos ni ordenanzas.  Es más, niega su existencia y se cree dueño absoluto de su vida y de sus actos.  Para él, Dios no existe y poca importancia le da.  De ahí que por su corazón endurecido está de acuerdo con defender el aborto, el matrimonio gay, etc., etc. y siempre con excusas como el decir que se viola la libertad de las personas, hasta se permite la dosis diaria de droga.  Definitivamente estamos en el tiempo en que “a lo bueno llaman malo; y a lo malo bueno” (Isaías 5:20).   
Y siguiendo con el avasallamiento al pobre, dice el Salmista: “Pero tu ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas.  Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos” (Salmo 10:14).  Los cristianos no podemos seguir indiferentes a tanta injusticia y desorden social.  No podemos seguir siendo parte del problema, sino parte de la solución.  ¿Cómo?  Simplemente actuando de acuerdo a las leyes divinas y no dejándonos arrastrar por lo común de la gente.  Dios también nos pedirá cuentas de lo que nos correspondía hacer y no hicimos.  Él, como el más Alto Oficial, lo vigila todo.

Permite Señor que levantemos nuestra voz para abogar por el indefenso.  ¡Cuánta necesidad hay de ayudar a los desplazados por la violencia, a los que son juzgados injustamente, a los niños y ancianos abandonados!  Tú Señor defiendes al huérfano y al oprimido; danos la sabiduría y el discernimiento para saber cómo podemos lograr este objetivo.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 22 de octubre de 2012

Mejor son dos que uno



Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.  
 Eclesiastés 4:9.


Lectura diaria: Eclesiastés 4:7-12.  Versículo principal: Eclesiastés 4:9.

REFLEXIÓN

Cuando Dios creó al hombre se dio cuenta que le era necesaria una compañía: “No es bueno que el hombre esté solo.  Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Génesis 2:18).  El Señor empezó a buscarle esa ayuda a través de toda ave del cielo y animal del campo, “sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre” (Génesis 2:20).  Entonces el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y de una de sus costillas hizo a la mujer, se la presentó al hombre y este exclamó: “Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne.  Se llamará mujer porque del hombre fue sacada” (Génesis 2:23).  Así la mujer se convirtió en la ayuda idónea para el hombre, y cuando los dos se unen se transforma en matrimonio.  El Rey Salomón que lo entendió muy bien nos enseña que los dos pueden lograr más fácil cualquier propósito: sus fuerzas se unen y obtienen el éxito deseado. Dos cabezas piensan mejor que una, y en cuanto a planificación y proyectos en el hogar, el hombre se guía más por lo racional y la mujer por los sentimientos.  Debido a esta diferencia se complementan y se alcanzan mejores decisiones.
También nos dice Salomón que estando los dos, si el uno se cae el otro lo levanta;  y que si uno tiene frío al acostarse, el otro lo calienta (vv. 10 y 119).  Definitivamente, porque para esto fuimos creados: para ser una sola carne y por lo mismo los dos se necesitan solidariamente.  Ser una sola carne no solamente se refiere a la unión sexual, se refiere también a sentir dolor mutuo en la adversidad como también a regocijarse y compartir las alegrías como uno solo. Por eso no es conveniente que se separen: “No es bueno que el hombre esté solo”; y si lo hacen, que sea por poco tiempo.  “Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir.  ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!” (v. 12).
Fomentemos cada día el amor conyugal apoyándonos recíprocamente en las buenas y en las malas.  Entendiendo que con nuestro cónyuge somos uno, y dándole gracias a Dios por permitirnos tener una compañía especial a nuestro lado.

Amado Señor: Gracias porque cuando dices que los dos son una sola carne es porque están fundidos; están compenetrados el uno al otro en todas las áreas personales.  Enséñanos a practicar verdaderamente tu Palabra para que el mundo vea hogares completamente diferentes,   que creen y honran tu Nombre.  

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 21 de octubre de 2012

Tu gloria se refleja en los cielos



Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! 
 Salmo 8:9.


Lectura diaria: Salmo 8:1-9.  Versículo principal: Salmo 8:9.

REFLEXIÓN

Toda la naturaleza por sí sola habla de la gloria de Dios; pero si hay algo cautivador y que nos deja embelesados reconociendo su majestuosidad, es poder observar un amanecer o atardecer llanero.  Saliendo a la madrugada de Acacías hacia Villavicencio tuve la oportunidad de ver el más impresionante sol naciente brotando como del suelo, para ir tomando su curso y aumentando paso a paso su esplendor.  Me impresionó que a pesar del aguacero  que caía, sus rayos se levantaban centelleantes cual fuego ardiente como queriendo decir: “Aquí estoy, soy el astro mayor y ni aún la lluvia podrá apagar mi resplandor”.  Tengo que aceptar que habiendo vivido tanto tiempo en esa región, nunca había tenido la oportunidad de divisar semejante espectáculo tan maravilloso.  Quedé extasiada por unos minutos  pensando en las maravillas de nuestro Creador.  “¡Haz puesto tu gloria sobre los cielos!” (v. 1b).
Y al igual que el Salmista David, digo: “Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: ¿qué es el hombre para que en él pienses?  ¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?” (vv.3-4).  Lo coronas de gloria y de honra; lo entronizas sobre la obra de tus manos (vv.5 y 6).

Señor: ¿Quién soy yo para que me hayas mirado con tu amor?  Me consientes, me arrullas, me llamas “la niña de tus ojos”; si estoy cansada me alzas y dándome nuevas fuerzas me levantas para continuar. ¡Cómo no admirar toda tu creación y saber que soy parte de ella!  ¡Cómo no saber que tu gloria se refleja en los cielos!  ¡Tu nombre es imponente en toda la tierra!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 20 de octubre de 2012

Mi canto de amor para el Señor



¡Sobran las razones para amarte!  
 Cantares 1:4c.

Hablando con diferentes personas que me han llamado o visitado, y conocen sobre el tema de salud, he entendido con mayor  razón ¡cuánto me ama mi Señor!  Por eso, hoy mi devocional se vuelca a manifestarle también en algo, mi amor hacia Él.  “¡Sobran las razones para amarte!”.  He extractado varios pasajes del “Cantar de los cantares” y con mi corazón lleno de gratitud elevo mi canto de amor para el Señor.  Es tan dulce escucharlo y que además me anime a levantarme porque: “¡el invierno se ha ido, y con él han cesado y se han ido las lluvias!  Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado!”.  Lo triste, el torrencial aguacero, lo que parecía imposible, quedó atrás.  ¡Gracias mi Señor! 

¡Para ti, mi Amado!:

“¡La voz de mi amado!  ¡Mírenlo, aquí viene! ¡Grato en verdad es tu amor, más que el vino!  Grata es también, de tus perfumes la fragancia; tú mismo eres bálsamo fragante.  ¡Con razón te aman las doncellas!  ¡Sobran las razones para amarte! Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar?  Él apacienta su rebaño entre azucenas.  Me encanta sentarme a su sombra; dulce a mi paladar es su fruto.  Me llevó a la sala del banquete; y sobre mí enarboló su bandera de amor.  ¡Ojalá pudiera mi cabeza reposar sobre su izquierda!  ¡Ojala su derecha me abrazara!  Antes de que el día despunte y se desvanezcan las sombras, regresa a mí, amado mío. Yo dormía, pero mi corazón velaba.  ¡Y oí una voz!  ¡Mi amado estaba a la puerta!  ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo!  Ven, amado mío; vayamos a los campos, pasemos la noche entre los azahares.   Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo.  Fuerte es el amor, como la muerte.  Como llama divina es el fuego ardiente del amor.  Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo.  ¡La voz de mi amado!  ¡Mírenlo, aquí viene!  ¡Apresúrate amado mío!  ¡Sobran las razones para amarte!”. 

Para todos ustedes: “¡Coman y beban, amigos, y embriáguense de amor!” (Cantares 5:1).  No hay amor más grande que el dar la vida por sus amigos y Cristo el Señor lo hizo (Juan 15:13). Este es el amor que esta disponible para ti.

Un abrazo y bendiciones.

Advertencias también para nosotros

  Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su di...