jueves, 26 de agosto de 2010

La quietud en Dios trae bendición

Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará.
2ª. Crónicas 20:17.


Lectura diaria: 2ª. Crónicas 20:1-30. Versículo del día: 2ª. Crónicas 20:17.

ENSEÑANZA

A veces pienso porqué el Señor nos vive repitiendo sobre el confiar en Él y creo que se debe a nuestra continua incredulidad. Podemos ver cuanta muestra de su amor y prodigio nos brinda y a media nada, estamos nuevamente dudando. Somos iguales de tercos y testarudos al pueblo judío. “La batalla no es de ustedes sino mía” (v. 15), dice el Señor. Tenemos que aprender a lanzarnos en sus brazos y quedarnos quietos aguardando la victoria. ¿Por qué temer si estamos en las mejores manos? “Porque yo el Señor estaré con ustedes” (v. 17d). El rey Josafat clama suplicante a Dios ante la amenaza de guerra de sus adversarios. No hace una oración cualquiera, sino que desborda completamente su corazón hacia el Dios de sus antepasados, recordando la promesa hecha a su antecesor Salomón en 2ª. de Crónicas 7:15. “Si clamamos ante ti, en este templo donde habitas, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás” (v. 9). Efectivamente su oración fue contestada bajo la condición que ellos esperaran quietos, sin miedo ni cobardía y el rey pudo entonces, darle a su pueblo una voz de aliento y esperanza (v. 20). Dios actuó a su manera y obtuvieron el triunfo. Sus contrincantes se destruyeron entre ellos mismos y la acción de gracias a Dios no se hizo esperar; lo alabaron al son de liras, arpas y trompetas. Como consecuencia de esto, el reinado de Josafat disfrutó de paz y tranquilidad. Varios aspectos para tener en cuenta y sacar como conclusión: Orar y poner ante Él todas las cargas y opresiones; confiar en el Señor dándole el campo necesario para que actúe; al recibir los favores ser agradecidos y rendirle toda la adoración y alabanza que merece. Por último, entender que la obediencia trae bendición y por consiguiente gozaremos de bienestar y sosiego, sabiendo que estamos haciendo las cosas como Dios quiere.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Inclínate ante el único Dios verdadero

Y ustedes, ¿por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? ¿Acaso no hay Dios en Israel? 2ª. Reyes 1:3c.


Lectura diaria: 2ª. Reyes 1:1-16. Versículo del día: 2ª. Reyes 1:3c.

ENSEÑANZA

Con frecuencia vemos que ante la calamidad, el desespero sale a flote y las personas se van tras lo primero que les ofrecen: consultas a brujos, espiritistas, hechiceros, etc. Muchos creen que porque la mayoría de ellos invocan al Padre celestial o a Dios son benéficos, pero en estos casos es peor el remedio que la enfermedad. La Biblia dice que Satanás se viste como ángel de luz para engañar a muchos (2 Co. 11:14). Con estas prácticas debemos tener muchísimo cuidado. Esto es lo que la Palabra enseña como adulterio hacia Dios y Dios es un Dios celoso (Éx. 20:5). Aparentemente Satanás puede copiar los dones del Espíritu como la sanidad, pero más tarde la destrucción es total, empezando porque se le ha creído más a él que al Señor y ese es su objetivo: robar almas para su reino. Cuando Ocozías rey de Israel se enfermó, mandó a sus oficiales a consultar a otros dioses; Dios le puso en el camino al profeta Elías para que le informaran al rey sobre su enojo. ¿Acaso no hay Dios en Israel? Fue la pregunta hecha por el mismo Dios. Mi amigo o hermano que estás leyendo este devocional, te pregunto exactamente igual. Quizá te encuentras en una situación parecida, no soy profeta ni mucho menos, simplemente me considero una sierva de Dios que desea lo mejor para ti, por eso con amor te digo que si necesitas de verdad a Dios, lo busques a través de Jesús, el afirmó ser el único camino para llegar al Padre (Jn. 14:6), y no hay otro nombre debajo de la tierra en que podamos ser salvos (Hch. 4:12). Si tienes a Jesús en tu vida, simplemente búscale a Él; y si aún no le has entregado tu vida al único que puede hacer algo por ti en este momento, te invito a orar así: Señor Jesús, perdona mi incredulidad. Hoy reconozco que no hay otro Dios fuera de ti y que eres el único que me puedes salvar. Te entrego mi vida, haz con ella lo que tú quieras. Gracias por perdonar mis pecados y hacer de mí una nueva criatura. Creo lo que dice tu Palabra y por eso humildemente reconozco que basta una sola gotita de tu preciosa sangre, derramada de una de tus heridas para poder sanarme. Hoy te pido con mi corazón que si es tu voluntad, permitas que esa gotita de tu sangre entre en mi cuerpo desde la cabeza hasta los píes, lavándome, limpiándome, purificándome y sellándome de tal manera, que Satanás no pueda seguir tocando mi cuerpo. En tu nombre Jesús, amén. Mi recomendación: Si tienes al Dios verdadero en frente tuyo, no te inclines hacia otros dioses. Busca al Señor en la quietud de tu corazón.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 24 de agosto de 2010

La profecía que irradia luz

Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.
2ª. Pedro 1:19.


Lectura diaria: 2ª. Pedro 1:12-21. Versículo del día: 2ª. Pedro 1:19.

ENSEÑANZA

A veces se cree que lo escrito en la Palabra de Dios no tiene sentido o es mentira. Cuando el corazón está tan endurecido es difícil darle crédito a Dios y se opta mejor por la indiferencia y el rechazo absoluto, que por querer investigar y sacar un análisis correcto. Toda la Biblia desde el Génesis en el Antiguo Testamento, hasta el Apocalipsis en el Nuevo, es veraz. Su autenticidad es única y nadie puede quitarle ni ponerle porque estaría pecando y sufriría las consecuencias (Ap. 22:18-19). Por otro lado, por más que se intente adulterarla o destruirla jamás se conseguirá porque: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán”, dicho por el propio Jesús en Mateo 24:35. El apóstol Pedro en su segunda carta nos insta a prestar atención a lo augurado por los profetas, que con anterioridad habían anunciado la venida del Señor Jesucristo y se cumplió. En la actualidad, tomemos también lo escrito para estos tiempos y creamos lo que dicen las profecías, “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo (2 Pe. 1:21). Mi oración es porque tú mi amigo conozcas a Jesús, leas la biblia, y prestes atención a lo señalado para que puedas ir poco a poco asimilando su Palabra, incluso al punto de entender quién fue Jesucristo y su misión dentro de la restauración del hombre. Deja que Él te guíe día a día y te demuestre su amor de tal modo que puedas ir lanzando destellos, hasta el momento culminante cuando suceda el despunte del día y brilles totalmente a través del Salvador Jesucristo.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 23 de agosto de 2010

Aquí estoy Yo

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
1a. Pedro 5:7.


Lectura diaria: 1ª. Pedro 5:6-11. Versículo del día: 1ª. Pedro 5:7.

ENSEÑANZA

El devocional de hoy me permite entrelazar algunos apartes de la predicación del culto de ayer. Yo deseaba hablar algo sobre el tema porque quería a través de este mandarle un apoyo espiritual a mi hermano que vive en el eje cafetero y toda la familia de su esposa, puesto que están pasando una prueba difícil. Gracias a Dios puedo compartir esto no sólo con ellos sino con todos ustedes que lo leen diariamente.

Es difícil estar en el mundo y no tener aflicciones; pero debemos recordar lo que dice el Salmo 34:19: “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas”. He aprendido en la adversidad a ser sincera ante el Señor como lo era David, él no se escatimaba en desbordar su corazón ante Dios y hablarle francamente; le hacía conocer que estaba en el fondo y se sentía cansado de llorar y pedir ayuda (Sal. 69:1-3). Ayer veíamos que el sufrimiento es inevitable pero que así no viéramos al Señor, Él estaba ahí, apoyándonos, velando por nosotros y a la vez prodigándonos su amor y conduciéndonos como el Pastor supremo. No entendemos lo que pasa, pero nada absolutamente nada se sale de las manos de Dios y así en la angustia no lo percibamos, al final entenderemos que todo nos ayudará para bien. Jeremías 1:8 dice: “No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte”. Nuestro deber es buscarle en su Palabra, porque es el medio más eficiente para relacionarnos. Él ha existido desde el principio y en Él estaba la vida; Él, el Verbo que se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn. 1:2, 4 y 14). No estamos solos, el Señor está a nuestro lado y de eso no podemos dudar. El mismo Señor Jesús nos lo afirmó: “Yo estaré con ustedes hasta el fin”. Termino al igual que el pastor: “Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos siempre percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Éste es el camino, síguelo”. Mi querida Virginia o quien esté pasando angustia: Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14:6). Te invito a que busques ese camino y le sigas. Puedo ayudarte a orar en este momento. Por favor dile así: Señor Jesús, reconozco que eres Dios desde el principio de la creación y que siempre has estado a mi lado aunque quizá yo he sido indiferente hacia ti. Tu más que nadie sabes cómo está mi vida en este momento y quiero entregártela para que hagas con ella lo mejor para mí. Gracias Jesús porque viniste a perdonar todos mis pecados y de ahora en adelante tendré la certeza de que pase lo que pase, estarás conmigo. Gracias por darme la vida eterna y todo el poder de tu Santo Espíritu. En tu nombre Jesús, amén. No dudes: cuándo más necesitas a Dios, Él está ahí, presente en todo momento. Descarguemos en el Señor toda angustia y despreocupémonos, Él cuida de nosotros.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 22 de agosto de 2010

Aun así yo me regocijaré en ti

Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios mi libertador.

Habacuc 3:17-18.

Lectura diaria: Habacuc 3:1-19. Versículos del día: Habacuc 3:17-18.

ENSEÑANZA

El profeta menor Habacuc tuvo que vivir tiempos difíciles y esto lo llevó a presentarle al Señor sus quejas las cuales no entendía y de hecho confundía. Creo que muchos pasamos por momentos muy similares cuando se viene encima uno tras otro problema y no sabemos para dónde mirar. La angustia y desconcierto nos llevan también a reclamarle a Dios sin lograr entender por qué esta serie de aflicciones. Podemos estar seguros de que Dios nos escucha y no por esto nos desecha dejándonos a un lado; al contrario, cada día me convenzo más que a Dios le gusta la sinceridad y que tiene una manera tan especial de hacernos llegar a Él y de entenderle, que abruma y quebranta el corazón. Habacuc orando le decía: “Señor, he sabido de tu fama; tus obras Señor, me dejan pasmado. Realízalas de nuevo en nuestros días, dalas a conocer en nuestro tiempo; en tu ira, ten presente tu misericordia” (v. 2). La respuesta de Dios no se hace esperar, encontrando siempre el momento propicio para hablarnos. Exactamente eso fue lo que le aconteció al profeta, donde pudo entender que sucediera lo que sucediera, Dios estaría ahí presente; por eso pudo exclamar: “Aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!”. ¡Sí mi Dios! Aun pase lo que pase, siempre me regocijaré y me alegraré en ti, porque ¿a quién más iré? ¡Si sólo tú, tienes palabras de vida eterna!

Un abrazo y bendiciones.

Colombia será para Cristo

Así que mi consejo es que dejen a esos hombres en paz. Pónganlos en libertad. Si ellos están planeando y actuando por sí solos, pronto su mo...