Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.
Proverbios 3:11-12 NTV.
Lectura:
Proverbios 3:11-12. Versículos del día:
Proverbios 3:11-12.
MEDITACIÓN
DIARIA
En
ciertas ocasiones, cuando las cosas no nos marchan bien o incluso cuando llegan
momentos difíciles uno tras otro vamos al Señor a preguntarle ¿qué pasa Señor?
Es importante tener presente que muchas veces el Señor está tratando con nosotros,
ya sea en nuestro carácter, en nuestra sensibilidad o en nuestra espiritualidad.
Lo correcto es orar y no decirle al Señor ¿por qué? sino ¿para qué? El Señor en
su indescifrable sabiduría puede estar mostrándonos que necesitamos se disciplinados
en determinada área. Así que no, nos enojemos; miremos lo que dice el versículo
siguiente y sintámonos felices y orgullosos de tener un Padre tan especial que nos
ama tanto, que busca corregirnos amorosamente, así nos parezca o veamos lo
contrario. Recordemos que todas las cosas nos ayudan para bien (Romanos 8:28).
Si decimos que amamos a Dios y le buscamos como al Mejor Papito que podamos
tener, Él tomará medidas en nuestro crecimiento espiritual y empezará a obrar
correctamente quitando lo que no es bueno y permitiendo que lo que nos falta se
arregle. Todo lo hace en su completa sabiduría y soberanía, por lo cual aguardamos
con esperanza y confianza en su poder y amor.
Papito
Dios: son tantas las cosas por las que darte gracias; no solamente cuidas de
nosotros como el mejor Padre puede hacerlo, sino que estás pendiente de cada
paso que damos para tomarnos de la mano y no dejarnos tropezar. Gracias por
tanto amor ofrecido y del que muchas veces no te agradecemos porque lo tomamos
como normal, pero bien sabemos que si Tú no mueves las fichas correctas nuestro
bienestar se puede tornar triste y amargo. Gracias por cuidarnos tanto; gracias
porque guardas nuestra salida, nuestra entrada, nuestro caminar y nuestro
viajar. Gracias porque nos guardas tanto en la casa como en la calle. Enséñanos
a verte también en las adversidades, porque es bien seguro que deseas enseñarnos
algo. ¡Te amamos Padre hermoso y bueno! ¡Eres el Dios Misericordioso, Soberano
y Perdonador! ¡Qué Grande Eres Tú!
Un abrazo y bendiciones.
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