jueves, 3 de julio de 2025

Esperanza y confianza en el poder y amor del Padre

Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite. 

Proverbios 3:11-12 NTV.


Lectura: Proverbios 3:11-12.  Versículos del día: Proverbios 3:11-12.


MEDITACIÓN DIARIA


En ciertas ocasiones, cuando las cosas no nos marchan bien o incluso cuando llegan momentos difíciles uno tras otro vamos al Señor a preguntarle ¿qué pasa Señor? Es importante tener presente que muchas veces el Señor está tratando con nosotros, ya sea en nuestro carácter, en nuestra sensibilidad o en nuestra espiritualidad. Lo correcto es orar y no decirle al Señor ¿por qué? sino ¿para qué? El Señor en su indescifrable sabiduría puede estar mostrándonos que necesitamos se disciplinados en determinada área. Así que no, nos enojemos; miremos lo que dice el versículo siguiente y sintámonos felices y orgullosos de tener un Padre tan especial que nos ama tanto, que busca corregirnos amorosamente, así nos parezca o veamos lo contrario. Recordemos que todas las cosas nos ayudan para bien (Romanos 8:28). Si decimos que amamos a Dios y le buscamos como al Mejor Papito que podamos tener, Él tomará medidas en nuestro crecimiento espiritual y empezará a obrar correctamente quitando lo que no es bueno y permitiendo que lo que nos falta se arregle. Todo lo hace en su completa sabiduría y soberanía, por lo cual aguardamos con esperanza y confianza en su poder y amor.


Papito Dios: son tantas las cosas por las que darte gracias; no solamente cuidas de nosotros como el mejor Padre puede hacerlo, sino que estás pendiente de cada paso que damos para tomarnos de la mano y no dejarnos tropezar. Gracias por tanto amor ofrecido y del que muchas veces no te agradecemos porque lo tomamos como normal, pero bien sabemos que si Tú no mueves las fichas correctas nuestro bienestar se puede tornar triste y amargo. Gracias por cuidarnos tanto; gracias porque guardas nuestra salida, nuestra entrada, nuestro caminar y nuestro viajar. Gracias porque nos guardas tanto en la casa como en la calle. Enséñanos a verte también en las adversidades, porque es bien seguro que deseas enseñarnos algo. ¡Te amamos Padre hermoso y bueno! ¡Eres el Dios Misericordioso, Soberano y Perdonador! ¡Qué Grande Eres Tú!


Un abrazo y bendiciones.

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