—Apreciada mujer, ¿por qué lloras?—le preguntó Jesús—. ¿A quién buscas? Ella pensó que era el jardinero y le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo puso, y yo iré a buscarlo.
Juan 20:15. NTV.
Lectura:
Juan 20:11-18. Versículo del día: Juan 20:15.
MEDITACIÓN
DIARIA
María
Magdalena lloraba porque no encontró al Señor en su tumba. “—Apreciada mujer,
¿por qué lloras?—le preguntó Jesús—. ¿A quién buscas?” (v. 15a) No solamente el
Señor Jesús le hizo esta pregunta, unos minutos antes se la hicieron los
ángeles que estaban sentados en la tumba del Señor. María no sabía que era el
mismo Señor quien le preguntaba y respondió: “Ella pensó que era el jardinero y
le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo puso, y yo iré a
buscarlo.” (v. 15b). ¡Qué amor tan grande el de María Magdalena! “al que mucho
se le perdona mucho ama” (Lucas 7:47).
Así
es; inicialmente, aunque la Biblia dice que todos somos pecadores (Romanos 3:23),
valora mucho más un ruin pecador, que la persona normal cuando ambos se
disponen a recibir a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas. Lo importante es
que entiendas que Jesús murió por ti en una cruz, que resucitó para darte vida
y vida eterna (Juan 3:16). El amor de Jesús fue tal, que entregó su vida por
ti. ¿También lloras por Jesús? Te sugiero que lo invites a tu vida. Mira, orar
es hablar con Dios. Tú le puedes recibir a través de una corta pero sincera
oración (Juan 1:12). ¿Te parece si oramos? Por favor dile así:
Señor
Jesús: entiendo que te necesito y que me amas tanto que moriste por mí. Gracias
Jesús. Yo te abro la puerta de mi vida y te recibo a Ti como Señor y Salvador
personal. Ven a mi corazón y hazme la persona que deseas que yo sea, Toma el
control del trono que yo manejo. Gracias por perdonar mis pecados, limpiarme y
darme la vida eterna a tu lado. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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