Lo cierto es que ni siquiera sus hermanos creían en él. Por eso Jesús les dijo: —Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado.
Juan 7:5-6. NVI.
Lectura: Juan 7:1-13. Versículos del día: Juan 7:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
En el Señor también se
cumplió el dicho de que nadie es profeta en su tierra (Lucas 4:24); ni siquiera
los de su propia casa creían en Él. Sin embargo, el Señor sabía muy bien el
tiempo en el que se revelaría al pueblo judío.
Igual nos sucede a
nosotros ahora: oramos por x petición y esperamos la respuesta inmediata sin
darnos cuenta de que nuestros tiempos no son los mismos de Dios. El Señor no
llega tarde ni temprano, llega en el momento exacto, porque al igual que los
suyos le instaban a que saliera de Galilea y fuera a Judea para darse a conocer
(vv. 3 y 4), bien sabía Jesús, que cuando llegara la hora iba a glorificar al
Padre a través de Él. Los llamados retrasos nuestros son también, porque en su
momento, el Señor actuará para bien y para que su Nombre sea enaltecido. Aprendamos
a esperar confiando en el Señor. “Ustedes necesitan seguir confiando para que,
después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido”
(Hebreos 10:36 NBV).
Amado Señor Jesús:
gracias por recordarnos que tus tiempos no son los nuestros. Sabemos muy bien
lo que nos has prometido, sin embargo, también actuamos como los Tuyos deseando
que se cumpla el tiempo nuestro, sin tener presente que no somos los dueños del
tiempo y que Tú tienes el día señalado. Enséñanos a esperar con paciencia y
mucha fe, con la certeza de que vale la pena esperar. Gracias, muchas gracias
bendito Señor y Dios nuestro.
Un abrazo y bendiciones.
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