Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”. Filipenses 4:8. NVI.
Lectura: Filipenses 4:8-13. Versículo del día: Filipenses 4:13.
MEDITACIÓN DIARIA
Existen personas que por
más que vean sus vidas fructíferas nunca ven lo bueno que Dios ha sido con ellos
y solamente existe la queja. De esta manera les queda difícil apreciar lo
verdadero, lo respetable, lo justo, lo puro y amable. Si se actúa así, es muy arduo
sacarle provecho a la vida; en vez de alegría va a existir amargura,
descontento y desánimo. Dios nos dice en su Palabra todo lo contrario, lógico
que tendremos aflicciones; a veces ni las esperamos, pero llegan. No por eso
nuestra actitud debe ser negativa porque si nos estamos alimentando
espiritualmente tendremos la fortaleza para pasar por encima de los malos acontecimientos:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (v. 13).
En la vida de toda
persona y más en un creyente debe existir la coherencia entre el decir y el
hacer; pero para que esto se dé, primero tiene que pensarlo y sentirlo. Bien
nos dice la Biblia que todo se forma en el corazón del hombre. Lo que sale de
la boca proviene del corazón. Si la
gente dice cosas malas es porque eso es lo que ha cultivado en su corazón. De
ahí provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, robos, etc.
(Mateo 15:18-19). Es allí precisamente donde se teje tanto lo bueno como lo
malo. Por eso se dice que los pensamientos malos se contrarrestan con los
pensamientos buenos. Pensar de manera correcta nos llevará a actuar de manera
correcta y por consiguiente optaremos por lo correcto. Teniendo en cuenta lo
anterior, empecemos a sembrar en nuestros corazones lo que nos dice el
versículo de hoy: lo verdadero, bueno, amable, puro, justo y respetable.
Amado Señor: nos
presentamos delante de Ti para entregarte todo aquello que esté martillando en
nuestras cabezas y que sabemos no es lo Tuyo. Llénanos de tu bendita presencia
a través de tu Santo Espíritu para que su fruto se vea reflejado en nuestras
vidas y podamos apreciar las bellezas de bendiciones con las que a diario nos
consientes; y de esta manera darle valor no solamente a las personas por lo que
son, sino a nosotros mismos. ¡Gracias, muchas gracias bendito Señor y Dios
nuestro!
Un abrazo y bendiciones.