Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante.
Filipenses 3:13.
Lectura: Filipenses
3:1-21. Versículo del día: Filipenses
3:13.
MEDITACIÓN DIARIA
Un año que termina con
momentos de alegría, de tristezas, de frustraciones, de desilusiones quizá.
Pero ante todo considero que hoy debemos buscar un tiempo para reflexionar
sobre lo que fue nuestra vida ante Dios en estos 365 días. Si fuimos
diligentes, ¡gloria a Dios! Si fuimos necios y poco hacedores de su Palabra, no
nos queda más que pedir perdón y continuar. Por eso dice Pablo en la lectura: “No
quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante
la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe” (v. 9).
Gracias a Dios porque su justicia es diferente a la del mundo.
Hoy tenemos que dejar
atrás este 2016 y esforzarnos por alcanzar lo que no logramos en el 2017. Al
fin de cuentas nuestros propósitos como cristianos son los que nos llevarán
hacia la meta (v. 14); “En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos
alcanzado” (v. 16). Recordemos que no somos de este mundo; que nuestra vida
solo es un peregrinaje aquí en la tierra y tenemos una misión que cumplir como
embajadores de su reino. Por lo tanto nos corresponde pensar y ver con ojos
celestiales: “nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir
al Salvador, el Señor Jesucristo” (v. 20).
Así que si fallamos en
nuestros propósitos; en lo que pudo ser y no fue, no nos desanimemos,
continuemos el camino; llegará el día en que: “Él transformará nuestro cuerpo
miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete
a sí mismo todas las cosas” (v. 21). Eso es lo que nos debe animar, cada día
que pasa es un estar más cerca de Él.
Amado Señor: Nos
presentamos delante de Ti para entregarte este año que termina. Te damos
gracias por tantos favores tuyos recibidos a lo largo, pero también te pedimos
perdón porque fuimos negligentes especialmente en compartir tu Palabra a los
que no te conocen y tal vez también Señor, nos faltó el suficiente amor y
sensibilidad para darnos a los demás como deseas que lo hagamos. Ahora
enséñanos a olvidar lo que queda atrás para que en el nuevo año podamos
esforzarnos y tener la mirada puesta en lo que viene. ¡Gracias buen Señor!
¡FELIZ AÑO PARA TODOS!
Abrazos y bendiciones
en el 2017.