Restáuranos, oh Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y sálvanos.
Salmo 80:7. NVI.
Lectura: Salmo 80:1-19. Versículo del día: Salmo 80:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Hermoso Salmo pidiendo al Señor por la restauración del
pueblo judío; tal parece, que hace alusión al tiempo en que estuvieron cautivos
en Babilonia. Si lo aplicamos a nuestras vidas, también podemos decir que el atravesar
aflicciones y penas difíciles, nos hacen humillados o sometidos a personas o
entidades bien sea por deudas o por la misma situación vivida. Igual como el
Salmista clamamos: “¿Hasta cuándo, Señor Dios Todopoderoso, arderá tu ira
contra las oraciones de tu pueblo? Por
comida, le has dado pan de lágrimas; por bebida, lágrimas en abundancia. Nos
has hecho motivo de contienda para nuestros vecinos; nuestros enemigos se
burlan de nosotros” (vv. 4-6). Creo que nadie puede ufanarse de no haber vivido
situaciones parecidas: unos en el campo físico, otros en el financiero y hasta
en el área emocional; y es ahí cuando volteamos los ojos al Dador de la vida
para clamarle por nuestras angustias.
Cuando por fin llega el momento de la restauración,
nuestras acciones demuestran regocijo y paz. El rostro que es el primero en
demostrar las dificultades cambia totalmente; se llena de júbilo y las
facciones se distensionan. La restauración nos da júbilo, alegría, gozo, paz y bienestar.
Cuando llega esa bendita restauración podemos mostrar una cara feliz, que rebosa
en optimismo y agradecimiento a Dios. Aprendamos a ser agradecidos con nuestro
buen Dios. Si no fuera por los momentos de crisis vividos no podríamos dar fe
en lo que Él es capaz de hacer. Toda tribulación se convierte en motivo de
exaltación de su poder y de su fidelidad.
Amado Señor: Sí, hemos estado cautivos en medio de
desiertos secos y sedientos, pero Tú siempre nos has respondido con amor y
misericordia para restaurarnos y llevarnos hacia un camino despejado, limpio y
sosegado. Gracias bendito Señor porque tu fidelidad nunca se agota. Oro por las
personas que hoy se encuentran atrapadas en enfermedades, deudas, atravesando
el dolor de una pérdida familiar o crisis de divorcio, para que ellas vuelvan
los ojos hacia Ti, vean tu mano protectora
sobre sus vidas, y sus rostros cambien el dolor por alegría. Gracias buen Dios.
Un abrazo y bendiciones.