Y dijo el Maestro: Miren lo que he hallado al buscar la razón de las cosas, una por una: ¡que todavía estoy buscando lo que no he encontrado!
Eclesiastés 7:27-28. NVI.
Lectura: Eclesiastés 7:23-29.
Versículos del día: Eclesiastés 7:27-28.
MEDITACIÓN DIARIA
Estoy convencida que el
Señor nos ha revelado lo que tenía que revelarnos y de eso tenemos que dar
cuenta; pero hay cosas que Dios mantiene en secreto y que Él solamente conoce.
Así nos lo dice la Escritura: “El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie
conoce” (Deuteronomio 29:29 NTV). Ante todo, Dios es Soberano y ¿quiénes somos
nosotros para exigirle que nos de a conocer lo que solo le pertenece a Él? “Es
privilegio de Dios ocultar un asunto” (Proverbios 25:2. NTV).
No podemos buscar e
indagar más allá de lo permitido porque nos estamos metiendo donde no nos
concierne y entonces, el enemigo que es bien astuto, nos lleva a creencias que
se salen completamente de lo establecido por Dios. Es el caso de muchos que,
por querer investigar más allá, más allá, se han involucrado en la filosofía
oriental en donde se dice una verdad en un cúmulo de inexactitudes que conllevan
a una falsedad. Lastimosamente como está de auge y es por decir el ‘cool’ del
momento, entonces, es fácil dejarse influenciar o confundir con estas teorías. El
Señor conoce lo que se oculta en la oscuridad (Daniel 2:22); pero: “nadie puede
conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios” (1
Corintios 2:11 NTV).
Basémonos en lo escrito
en la Palabra de Dios que es verdad y la verdad revelada al hombre a través de
Jesucristo para salvación de la humanidad. “¡Estén alerta! Cuídense de su gran
enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a
quién devorar” (1 Pedro 5:8 NTV)
Amado Señor: te
rogamos que cuides nuestro espíritu y nos des el entendimiento y discernimiento
espiritual para no dejarnos llevar por lo que el mundo ahora está plasmando, haciéndonos
creer falsas doctrinas que no compaginan con lo dicho en tu Palabra. Danos
entereza, dominio propio y una fe cimentada en la verdad, que Eres Tú mismo.
Gracias, muchas gracias Gran Señor y Salvador.
Un abrazo y bendiciones.