miércoles, 30 de septiembre de 2009

La cosecha está lista

Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura

Juan 4:35.

Lectura diaria: Juan 4:27-38. Versículo del día: Juan 4:35.

ENSEÑANZA

El relato donde Jesús se encontraba en Samaria, nos muestra claramente su amor por la humanidad. Para Él no importa el lugar ni el tiempo; importan las almas de las personas que andan con sed de Dios, que van errantes por un camino que no es el verdadero. Con certeza, le contesta a sus discípulos cuando ellos le insisten en comer algo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra”. Jesús sabía muy bien cuál era su misión y a la vez quería que sus pupilos escogidos, aprendieran a discernir el tiempo de la recolección de las almas que otros dejaron listas (profetas, Juan el Bautista, etc.). Quizá hayamos orado incansablemente por familiares o amigos que en últimas ni siquiera volvimos a ver; sin embargo, ¿cuántas veces no hemos recibido noticias de ellos, con la alegría de saber que están siguiendo el camino de Dios reunidos en otro lugar? La Palabra de Dios, nunca regresa vacía y cala hasta lo más profundo de los huesos. Aprendamos la lección dejada por el gran Maestro Divino, compartiendo a tiempo y a destiempo; a diestra y siniestra, porque es mucha la necesidad y el hambre por Dios. “Abran los ojos y miren” (crisis financiera, familiar, emocional, de identidad, etc.). No nos detengamos, la cosecha está madura, los campos (hombres) están listos para que alguien les hable y les dé una esperanza, una esperanza de vida eterna y los elegidos en esta misión, somos nosotros; es nuestra responsabilidad.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 29 de septiembre de 2009

El agua de vida

Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua –contestó Jesús–, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida

Juan 4:10.

Lectura diaria: Juan 4:1-25. Versículo del día: Juan 4:10.

ENSEÑANZA

Jesús se encontraba en Samaria, descansando junto al pozo de Jacob. Entre judíos y samaritanos, había cierta rivalidad; Jesús los sabía muy bien, y queriendo apaciguar las distancias, le pidió a la mujer que se acercó al pozo un poco de agua, a lo cual ella respondió: “¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tu eres judío y yo soy samaritana?” Verso 9. El Señor conociéndola profundamente y sabiendo sus necesidades, en una sola frase toca lo más recóndito de su corazón. “Si supieras lo que Dios puede dar y me conocieras, tú le habrías pedido a Él”. Exactamente, es lo que Jesús le dice al agobiado y cansado; al sumido en el pozo profundo de la desesperación y no encuentra la salida. “Si tan sólo me conocieras un poco, entenderías que puedo darte el agua necesaria para refrescarte y calmar tu sed”. Quizá menospreciemos inicialmente su ofrecimiento como esta mujer y no creamos en sus palabras “ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo”; pero Dios lo puede todo y conoce también cada corazón y lo escudriña, no nos engañemos; sus palabras son verdad y su agua, es la que da vida eterna, no hay otra. Cuando la vida se torna oscura y nos sentimos hundidos hasta el cuello, es el momento de recurrir a este humilde galileo y reconocer que no hay pozo profundo para Él. El Señor bajó hasta las hondonadas más oscuras en su muerte, solamente para pisotear a Satanás y librarnos de las garras con las que ahora él quiere atarnos. Aprendamos que sea, cual fuere la aflicción, debemos recurrir a la fuente inagotable, a la verdadera que calma la sed por siempre: Jesús de Nazaret.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 28 de septiembre de 2009

El nuevo nacimiento

De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –dijo Jesús

Juan 3:3.

Lectura diaria: Juan 3:1-16. Versículo del día: Juan 3:3.

ENSEÑANZA

Al igual que a Nicodemo, nos es difícil entender el “nuevo nacimiento”. “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? –Preguntó Nicodemo–“ Verso 4. El Señor le responde a este hombre, quien era maestro de la ley “quien no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y para dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu” Versos 5-8. En el contexto bíblico, todos somos creaturas de Dios, más no hijos de Dios; para gozar de este privilegio, tenemos que aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestra vida. Juan 1:12 nos aclara: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. Eso lo dice el apóstol y evangelista Juan, hablando de Jesús. Cuando le decimos al Señor Jesús, que tome nuestra vida, lo hacemos motivados por su santo Espíritu y es Él quien viene a regenerarnos y producir en nosotros una vida nueva, por eso no podemos creer en aquella frasecita tan trajinada de: “genio y figura, hasta la sepultura”, no. Precisamente ahí está el asunto, no sabemos cómo, porque el nuevo nacimiento no es natural, es sobrenatural y al igual que el viento sopla por donde quiere sin saber de dónde viene ni hacia dónde se dirige, es el nacer de nuevo con el Señor. Inicialmente es difícil entenderlo, pero como cualquier bebecito, hay que aprovisionarse de la leche pura y espiritual (la Palabra de Dios), para ir creciendo y permitir que el amor de Dios, sublime, hecho realidad en su Hijo amado para perdón de los pecados, vaya haciendo la obra redentora en cada uno. “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” Versículo 16. Cuando aceptamos este sacrificio, nacemos de nuevo.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El esperar conduce a la libertad

Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra

Salmo 37:34


Lectura diaria: Salmo 37:1-40. Versículo del día: Salmo 37:34.

ENSEÑANZA

Hoy, el Espíritu Santo me tenía sincronizada con mi pastor. Como llegué temprano al Culto, comencé a desarrollar mi devocional sin saber que la predicación tocaba parte de este tema. Trataré de resumir lo mío con apartes de lo aprendido. Ante las circunstancias difíciles que afrontamos en el día a día, quisiéramos muchas veces actuar por nuestra cuenta y al precipitarnos, obstaculizamos la obra de Dios echando a perder lo dispuesto por el Señor. Por eso en el verso 7 se nos dice que guardemos silencio y esperemos pacientemente; pero no, nosotros queremos coger la delantera y sea como medio de defensa o de “ayuda”, siempre la embarramos. “Los malvados acechan a los justos con la intención de matarlos, pero el Señor no los dejará caer en sus manos ni permitirá que los condenen en el juicio” versos 32-33. Dios está presente en todas las situaciones por afrontar; sin embargo, ante una noticia que nos saca de casillas, si no tenemos dominio propio, en vez de reaccionar con cordura, nos irritamos y comportamos neciamente. ¡Qué gusto le damos con este proceder al enemigo! Cultivemos la prudencia y esperemos confiadamente en el mejor intercesor y abogado porque Él no permitirá que ni siquiera se nos condenen en el juicio y sus manos estarán listas para levantarnos y exaltarnos a la vista de todos. Tenemos que vivir alertas, viviendo en su voluntad, porque es el único que nos librará y sacará adelante. Verso 40. Termino con la conclusión de la predicación: “Dios nos da libertad a través de su Palabra que es verdad. Jesucristo es la verdad. La libertad viene de la verdad”. Jesús dijo: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Hoy el Señor me mostró algo diferente: Él es la Verdad y me dará completa libertad en todos mis áreas prisioneras: libertad espiritual, física y financiera. ¡Gloria a Dios! Deseo también, que el mensaje haya tocado tu vida. Esperar pacientemente, te conduce a la libertad.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Dejarse encontrar por Jesús

Felipe buscó a Natanael y le dijo -Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas

Juan 1:45.

Lectura diaria: Juan 1:35-51. Versículo del día: Juan 1:45.

ENSEÑANZA

Felipe, al igual que todos nosotros, creemos que fuimos nosotros quienes buscamos a Jesús, y no. Fue tanto el amor del Padre por la humanidad caída, que permitió ese puente entre Él y el hombre, a través de Jesucristo, Dios encarnado. Cuando Felipe le dijo a Natanael (Bartolomé), otro de los discípulos escogido por el Señor, que había encontrado al mesías, Natanael no le creyó; sin embargo al hablarle Jesús y decirle “-Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto” Verso 48. Esto nos demuestra que por su infinita misericordia fuimos indagados y llevados a su redil. “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes” (Juan 15:16). El Señor ya ha puesto la mirada en ti, no le rehúsas más; Él desea hacerte partícipe de su reino y para eso vino, a darte vida y vida eterna. Ansía ser tu amigo, quizá has estado meditando como Natanael, debajo de una higuera, descansando y pensando: ¿Será cierto? ¿Jesús, sí es el Hijo de Dios? ¿Podrá cambiar mi vida y renovarme completamente? Si se te han cruzado ideas como estas, ya es tiempo de permitirte una respuesta. Jesús es la luz del mundo y quiere que no lo sigas rechazando; está tocando a la puerta de tu vida en este momento y desea entrar para habitar contigo y darte el derecho de convertirte en hijo de Dios (Juan 1:12). Te ha escudriñado por donde quiera que vas, desea cautivarte y atraerte hacia sus brazos, ¿quieres hoy, oír su voz? Dile sinceramente: Señor Jesús, ¡has ganado! ¡Me convenciste! Entra a mi vida, límpiame completamente de todo pecado y renuévame. Gracias Jesús, amén. Comprobarás que haberte dejado encontrar del Señor, es la experiencia más maravillosa de tu vida y de la cual jamás, te arrepentirás.

Un abrazo y bendiciones.