Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura
Juan 4:35.
Lectura diaria: Juan 4:27-38. Versículo del día: Juan 4:35.
ENSEÑANZA
El relato donde Jesús se encontraba en Samaria, nos muestra claramente su amor por la humanidad. Para Él no importa el lugar ni el tiempo; importan las almas de las personas que andan con sed de Dios, que van errantes por un camino que no es el verdadero. Con certeza, le contesta a sus discípulos cuando ellos le insisten en comer algo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra”. Jesús sabía muy bien cuál era su misión y a la vez quería que sus pupilos escogidos, aprendieran a discernir el tiempo de la recolección de las almas que otros dejaron listas (profetas, Juan el Bautista, etc.). Quizá hayamos orado incansablemente por familiares o amigos que en últimas ni siquiera volvimos a ver; sin embargo, ¿cuántas veces no hemos recibido noticias de ellos, con la alegría de saber que están siguiendo el camino de Dios reunidos en otro lugar? La Palabra de Dios, nunca regresa vacía y cala hasta lo más profundo de los huesos. Aprendamos la lección dejada por el gran Maestro Divino, compartiendo a tiempo y a destiempo; a diestra y siniestra, porque es mucha la necesidad y el hambre por Dios. “Abran los ojos y miren” (crisis financiera, familiar, emocional, de identidad, etc.). No nos detengamos, la cosecha está madura, los campos (hombres) están listos para que alguien les hable y les dé una esperanza, una esperanza de vida eterna y los elegidos en esta misión, somos nosotros; es nuestra responsabilidad.
Un abrazo y bendiciones.