miércoles, 31 de diciembre de 2014

Acción de gracias por el año que termina




Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. 
Salmo 100:4.


Lectura: Salmo 100:1-5.  Versículo del día: Salmo 100:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Un año que termina y muy seguramente al comienzo hubo promesas, metas y propósitos que es el momento de revaluar.  Algunas habrán podido culminar con éxito, otras se quedaron en el camino y otras muchas, quizá no tuvieron eco durante el lapso. Pero se olvida que en medio de vicisitudes diferentes hubo  alegrías como tristezas y Dios manda darle gracias tanto por lo bueno como por la malo que haya sucedido: “den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).
¿Por qué hay que darle gracias a Dios?  “Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre” (v. 5 en la lectura). Orar es hablar con Dios y la adoración hace parte de la oración. En medio de la alabanza debe regocijarse el corazón y cantar todas sus maravillas (Salmo 9:1). La maravilla principal es que se está vivo y precisamente se tiene la capacidad de pensar, hablar y reflexionar.
 “¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!”; “¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?” (Salmo 18:1-2 y 31).

Amado Señor: Mucha gracias por los beneficios recibidos en este año. Gracias por las satisfacciones con las que inundaste nuestras vidas y también por las tormentas difíciles porque allí también vimos tu mano poderosa levantarse y rescatarnos de las aguas turbias. Tú eres nuestro Dios y Salvador; el Dios que nos consuela y llena de esperanza.  ¡A Ti, te damos las gracias porque sin Ti nada hubiésemos podido realizar! Toda la honra y gloria de lo que somos son exclusivamente para el Dios que nos ama y nos lleva de su mano. ¡Muchas gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

martes, 30 de diciembre de 2014

La Biblia es su Palabra




Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. 
Proverbios 30:5.


Lectura: Proverbios 30:1-14.  Versículo del día: Proverbios 30:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Hay quienes creen que la Palabra de Dios es un mito o una ficción y que por lo tanto todo cuanto hay en ella es más bien un cuento,  y  poca atención hay que ponerle. Otros creen que simplemente es historia o literatura. La Palabra de Dios es inspirada por el Espíritu Santo y nadie puede cambiar absolutamente nada de lo escrito: “Es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley” (Lucas 16:17). Hay pruebas convincentes que demuestran su veracidad: las profecías cumplidas, los testigos mismos. Juan el discípulo de Jesús escribió: “Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida” (1 Juan 1:1). Por otro lado también está el evangelista Lucas que además del evangelio escribió Hechos y empieza narrándolo así: “Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar hasta el día en que fue llevado al cielo, luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios” (Hechos 1:1-3). La Biblia fue escrita por varios autores y todos de diferente estrato social; los había desde pescadores, hasta médicos como Lucas, e incluso recaudadores de impuestos como Mateo. En el Antiguo Testamento tenemos a los profetas y a hombres lustrados como Moisés y de gran sabiduría como Salomón; todos guiados por el Espíritu de Dios.
El Señor Jesús hace énfasis en su veracidad, en la parábola del rico y Lázaro cuando ambos murieron y el rico desde el infierno ve a Lázaro en el seno de Abraham y le pide que mande a Lázaro a casa de sus padre para advertirle a sus hermanos y no lleguen a ese lugar de tormento: “Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!”;  Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos” (Lucas 16:29 y 31).
Quien dice creer en Dios pero no cree en su Palabra es simplemente mentiroso. Estamos a puertas de un nuevo año; te invito a que en tus metas esté empezar a leer la Biblia: “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

Amado Señor: Gracias por tu Palabra porque ella es verdad y trae a nuestras vidas paz, bienestar y la esperanza de un futuro mejor.

Un abrazo y bendiciones. 

lunes, 29 de diciembre de 2014

Nuestro Amo es el Señor




Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. 
Mateo 6:24.


Lectura: Mateo 6:19-24.  Versículo del día: Mateo 6:24.

MEDITACIÓN DIARIA

Bien es la frase que se escucha sobre que el dinero no es bueno ni es malo; es lo que cada uno haga de él. Ni tampoco se puede tildar de mala a una persona por poseerlo; o porque no tiene, menospreciarla. Ahí  es donde prima todo el asunto sobre el dinero: ser consecuentes con lo que se tiene, sabiendo que todo proviene de Dios. Sabemos que sin dinero no podemos hacer nada, porque todo implica dinero: desde el sustento básico diario hasta la compra de una vivienda o carro. El que tiene dinero de sobra debe aprender a compartirlo bien sea en una fundación o donándolo a una institución de beneficio social. Personalmente considero que una manera muy bonita sería ofreciéndolo para que el reino de Dios se esparza por toda la tierra.  Estaría muy bien guardado porque es donde la polilla ni el óxido carcomen, ni donde los ladrones se meten a robar (vv. 18-19).  Ahora, la persona que no lo tiene, tampoco debe quedarse cruzada de brazos creyendo que el no tenerlo la hará más apta para el reino de Dios. En muchas iglesias de Latinoamérica se creyó que ser humilde era sinónimo de pobreza y así no es.
Recordemos siempre que las riquezas del mundo son pasajeras; no las podemos trastear ni para el cielo ni para el infierno. Además aquí en la tierra hoy tenemos, mañana tal vez no; parece que tuvieran alas y salieran a volar en el momento menos esperado (Proverbios 23:5). Como conclusión, tengamos presente que el Amo eterno es el Señor y es a Él a quien tenemos que rendirle cuentas.

Amado Señor: Te damos gracias por los bienes terrenales que has permitido que tengamos; enséñanos a no hacer de ellos lo prioritario en nuestras vidas, sino a entender que todo viene de tu mano y eres Tú el dador incluso de nuestra propia vida para disfrutarlos con la convicción de que eres el Amo absoluto.

Un abrazo y bendiciones.