sábado, 31 de enero de 2015

Hay que aprender a esperar




Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia. 
Génesis 31:42b.


Lectura: Génesis 31:1-55.  Versículo del día: Génesis 31:42b.

MEDITACIÓN DIARIA

Si algo hay que admirar en Jacob fue la perseverancia. A pesar de que Labán su tío y suegro lo engañó también muchas veces, seguía ahí cosechando bendiciones porque creía fielmente en el Dios de sus padres que estaba con él y lo defendía (vv. 4-9). Perseveró porque estuvo en casa de Labán por veinte años; catorce prácticamente por Raquel y seis cuidando su ganado (v. 41). Sin embargo nunca desfalleció; persistió y cuando llegó el momento de partir hacia su tierra, Dios no lo dejó ir con las manos vacías, pues ya había logrado acumular muchos bienes y ganado (v. 18).
Personalmente considero que una de las causas por las que no recibimos las bendiciones es porque no sabemos esperar. Nos desanimamos rápidamente y queremos que todo sea para ya. La misma tecnología nos lleva a un ritmo acelerado creyendo que con Dios es igual. Se nos olvida que sus caminos y pensamientos no son los nuestros (Isaías 55:8), y que para Dios un día es como mil años, y mil años como un día (2 Pedro 3:8); nos apresuramos a ‘tirar la toalla’ sin lograr ver las dádivas generosas que el Señor nos tiene preparadas. Todo esfuerzo tiene su recompensa y con Dios hay que insistir, persistir y no desistir.

Amado Señor: Qué satisfacción es saber que nunca nos abandonas y que siempre estás a nuestro lado a pesar de las circunstancias que vivimos. Gracias bendito Dios porque cuando pensamos que no nos escuchas es porque bien sabes cuál es el mejor camino y el mejor momento para respondernos. Danos discernimiento y sabiduría para saber esperar y no eludir tus favores.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 30 de enero de 2015

En el corazón se cuecen los malos pensamientos




Y cuando le informaron a qué pueblo pertenecía Mardoqueo, desechó la idea de matarlo sólo a él y buscó la manera de exterminar a todo el pueblo de Mardoqueo, es decir, a los judíos que vivían por todo el reino de Asuero. 
Ester 3:6.


Lectura: Ester 3:1-13.  Versículo del día: Ester 3:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Amán era un funcionario del rey Asuero y había sido ascendido en su cargo, lo que hizo que su corazón se enorgullecerá y se volviera prepotente. Como Mardoqueo, el pariente de Ester no se arrodillaba a rendirle pleitesía, maquinó un plan no solamente para matarlo a él sino a todo el pueblo judío. Maquinar es: tramar, engañar, urdir, enredar, fraguar; y todo esto es de lo que se va alimentando el corazón hasta llegar a consolidar ya lo calculado; Esto fue lo que planeó Amán. Del pensamiento a la acción no hay sino un paso y de adentro del corazón humano salen los malos pensamientos (Marcos 7:21). “El malvado trama el mal en su mente” (Proverbios 6:14). Toda acción mala o buena se concibe primero en el corazón. Y el corazón humano es deshonesto y egoísta. El Señor aborrece el corazón que hace planes perversos (Proverbios 6:18).
Es por esto que Dios nos manda guardar el corazón más que todas las cosas, porque de allí mana la vida (Proverbios 4:23). Hay que cuidar el corazón, protegerlo, estar pendiente y guardarlo por encima de todo, porque de él depende nuestra vida. Seamos obedientes a su Palabra que dice: “No maquinen el mal contra su prójimo” (Zacarías 8:17). Busquemos el fruto del Espíritu (Gálatas 5) y no nos dejemos llevar por pensamientos inicuos que nos conducen a seguir los deseos de la carne. Pongámoslos cautivos a los pies de Cristo (Filipenses 4:8). “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8 RVR 1960).

Amado Señor: Gracias por tu Palabra que es verdad y nunca cambia. Te pedimos que cada día vayas moldeando más nuestro corazón hasta transformarlo a tu estatura para que así mismo obremos con la paz, la mansedumbre y el amor que Tú nos enseñas y nos dejas como ejemplo a seguir.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 29 de enero de 2015

Sembro engaño y recibió engaño




A la mañana siguiente, Jacob se dio cuenta de que había estado con Lea, y le reclamó a Labán: — ¿Qué me has hecho? ¿Acaso no trabajé contigo para casarme con Raquel? ¿Por qué me has engañado? 
Génesis 29:25.


Lectura: Génesis 29:1-30. Versículo del día: Génesis 29:25.

MEDITACIÓN DIARIA

Hasta en Jacob se cumplió aquello que dijo el Señor: “Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Mateo 7:2). Jacob, el engañador como lo indica su nombre, engañó a su padre Isaac y a su hermano Esaú (Génesis 27:35-36). Ahora le toca vivir una situación similar y doliéndole quizá en lo más profundo de su corazón: pues la mujer con la que soñaba y por la que se quedó a trabajar con su tío Labán no podía ser suya; tendría que seguir trabajando por otros siete años y esperar a que su tío, le cumpliera lo prometido. Jacob debió de enfrentar situaciones nada fáciles; su hermano deseaba matarlo y por eso huyó de él con la ayuda y el pretexto de Rebeca su madre, de ir hacia la tierra de sus parientes a buscar esposa. Definitivamente sembró engaño y engaño recogió. ¿Que por esto Dios le quitó la bendición? De ninguna manera. Dios continuó su obra en él, pero Jacob tuvo que afrontar las secuelas de su pecado.
Cuando caemos y sufrimos las consecuencias de ese golpe, no podemos salir a echarle la culpa al Señor puesto que hemos sido forjadores del mal dejándonos llevar por la naturaleza pecaminosa. Por eso debemos estar siempre dispuestos a confesar los pecados y a recibir el perdón. Dios en su infinita misericordia y amor nos perdonará y limpiará. Nos queda una lección bien clara: Dios nos ama a pesar de nuestros errores.

Amado Señor: Gracias porque tenemos tu Santo Espíritu quien no solamente nos guía; sino que nos redarguye de pecado y nos enseña el camino que debemos seguir. Perdona la falta de amor al prójimo y el querer pasar por encima de otros con engaños y patrañas para beneficio propio. Gracias porque a pesar de los errores Tú sigues desbordando tu misericordia hacia nosotros. ¡Tu amor es inmutable!

Un abrazo y bendiciones.