lunes, 31 de mayo de 2010

Deberes conyugales

No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en *tentación de Satanás, por falta de dominio propio”.
1ª. Corintios 7:5.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 7:1-16. Versículo del día: 1ª. Corintios 7:5.

ENSEÑANZA

Respecto al matrimonio, el Señor nos da una orden a través del apóstol Pablo: No negarse el uno al otro; “El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo” (v. 3). Tanto el hombre como la mujer ya no tienen potestad sobre su mismo cuerpo, pues cada uno de éstos le pertenece al cónyuge; por consiguiente no existe motivo alguno para negarse. En el único caso que se puede hacer una excepción, es cuando de común acuerdo resuelven estar en oración, quizá en un ayuno. Sin embargo, Pablo nos insta a no ser largo ese periodo, precisamente para no darle cabida a Satanás y él nos tiente por falta de dominio. Este tema es muy importante dentro del matrimonio; muchas veces las mujeres se quejan de infidelidad y adulterio por parte del esposo, pero no tienen en cuenta su proceder ante las relaciones sexuales. Ahí sí como dice el dicho: “Ni raja, ni presta el hacha”. La mujer sabia debe entender lo que encierra Proverbios 31:12: “Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida” y en Proverbios 5:18 dice: “¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! En mi concepto, nosotras somos su fuente y si no queremos hacerle mal ni ponerle zancadillas al pecado, nuestra obligación es prodigarle al esposo toda la ternura y el amor que Dios ha dispuesto en la mujer para el bien del hombre. Tampoco podemos dejar por fuera de este concepto al hombre, él debe saber muy bien que la mujer por su misma esencia, necesita también su amor y comprensión. La mujer como vaso frágil, está ávida de ternura y cariño. Necesita que la llenen de palabras amorosas y le hagan sentir su protección y afecto aún sin tener que llegar a las relaciones íntimas. Es decir, ella sí necesita por naturaleza practicar el sexo con su esposo, más su misma concepción, la hace demasiado vulnerable a las palabras. Estas diferencias se dan precisamente porque no somos iguales, el hombre es objetivo, va más a la acción mientras la mujer se canaliza fácilmente con palabras suaves y dulces. En conclusión, lo que Dios desea de toda pareja, hombre y mujer, es que se comprendan, entiendan y respeten en el área sexual y es lo que todo buen matrimonio debe poner en práctica. Deseo para todas las parejas que están leyendo este devocional que tanto para el uno como para el otro: su amor, los cautive todo el tiempo.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 30 de mayo de 2010

La permisividad en la inmoralidad sexual

Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine.
1ª. Corintios 6:12.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 6:12-20. Versículo del día: 1ª. Corintios 6:12.

ENSEÑANZA

Es bien cierto que la carne nos induce a pecar, pero precisamente tenemos al Espíritu Santo quien primero, si pecamos nos redarguye de todo pecado y segundo con su fruto de dominio propio, no permitirá que ésta nos domine y caigamos doblegados ante la naturaleza pecaminosa. Si fuimos comprados por un precio ¿por qué dejarnos esclavizar nuevamente del pecado? Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo quien habita en nosotros desde el momento en que le entregamos la vida al Señor Jesucristo; esto quiere decir que ya no es nuestro, le pertenece a Dios y si le pertenece a Dios, ya no tenemos autonomía sobre él. Debemos ser consecuentes con la gracia derramada y no menospreciarla con el pecado y en este caso Pablo se refiere en especial a la inmoralidad sexual. “Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (v. 13b.). Busquemos con corazón sincero al Señor para unirnos con Él en espíritu y no le demos cabida a la inmoralidad sexual, porque todo pecado sexual es contra el propio cuerpo, el cual debemos tener limpio y resplandeciente para enaltecer el nombre de nuestro Señor. Pidamos constantemente la llenura del Espíritu Santo para que su fruto brote y nos permita practicar el dominio propio en cualquier tentación que el diablo y la carne nos presenten. Todo nos puede estar permitido, pero no todo nos conviene ni nos puede subyugar. Como dice la canción de antes: “No vivo yo, más Cristo vive en mí, para mí el vivir es Él, para mí el vivir es Cristo”.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 29 de mayo de 2010

Fuerte amonestación por inmoralidad

¿No se dan cuenta que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?
1ª. Corintios 5:6.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 5:1-13. Versículo del día: 1ª. Corintios 5:6.

ENSEÑANZA

El apóstol Pablo hace una amonestación bien fuerte a los hermanos de Corinto quienes aceptan sin ningún reparo la inmoralidad sexual. “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado” (v. 7). Si se acepta en una congregación pecados inmorales en una sola persona, se va a permitir que toda la congregación haga lo mismo, exactamente como dice el dicho que todos conocemos: “una naranja dañada, daña todas las demás”. A veces juzgamos y hablamos contra pastores y líderes porque toman medidas muy severas frente a estos casos, pero si somos objetivos no lo hacen porque sí, sino porque es un mandato dejado aquí en las Escrituras. La exhortación de Pablo contempla al pueblo cristiano; notemos que es muy claro en afirmar que no lo es para el mundo, pues en éste encontraremos inmorales, avaros, idólatras, calumniadores, borrachos y estafadores, pero como lo dice, en tal caso tendríamos que salirnos del mundo y no, pues allí es donde tenemos que llevar el mensaje perdonador y redentor de Cristo. Pero si estos casos se dan dentro de la iglesia, sí se deben tomar medidas. Termina el apóstol con estas palabras: “¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro? Dios juzgará a los de afuera. Expulsen al malvado de entre ustedes” (v. 12b-13). Estos son temas muy espinosos, pero ante situaciones como éstas debemos seguir exactamente lo que dice su Palabra. Ahora, pienso yo, si vemos que un hermano está pecando deliberadamente, debemos amonestarlo personalmente y que pida perdón al Señor. Sin embargo, si persiste en su pecado y no se aleja de él, se deben tomar cartas en el asunto porque entre otras cosas está negando el sacrificio del Señor por él; por lo visto para él no vale nada y una persona así no le va a ser bien a la comunidad, por el contrario, la lleva a la destrucción. Tenemos que ser misericordiosos sin dejar a un lado el mismo amor que enseña el corregir y ser consecuentes con Dios y su Palabra: Dios ama al pecador, pero no resiste el pecado.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 28 de mayo de 2010

Humildad en el servicio

Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza.
1ª. Corintios 4:2.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 4:1-21. Versículo del día: 1ª. Corintios 4:2

ENSEÑANZA

El apóstol Pablo nos hace un llamado a administrar el ministerio de Dios con toda honestidad y anteponiendo la humildad siempre al orgullo, porque debemos entender que todo lo hemos recibido gratuitamente y no creer que por llevar más tiempo en el evangelio o por ser un poco más versados en cuestiones bíblicas se tiene potestad sobre los demás para enorgullece. Ser apóstol implica confianza, honestidad, sabiduría, humildad, mansedumbre y ante todo servicio. Saber que se tiene que bajar la cabeza en muchas ocasiones para que los discípulos puedan crecer y se fortalezcan precisamente en las debilidades del líder. Pablo dice que por causa de Cristo el apóstol se tiene como ignorante, débil y menospreciado; esperando bendecir así los maldigan y soportar las calumnias e injurias con gentileza. Definitivamente la vida de un siervo del Señor no es tan fácil como a veces suponemos. Si en verdad un creyente desea ser su apóstol, debe renunciar a su ego ante todo y ser consciente que por causa del llamamiento va a tener que menguar para que sus discípulos crezcan. Les exhorto a aprender a llevar el apostolado con la misma humildad con que Cristo nos cautivó. Señor: No permitas que me sienta mejor que otras personas y me enorgullezca de la obra que haces a través mío. Enséñame a servirte cada día con el amor y la humildad que tú nos dejaste, para que los demás te vean a ti a través mío. Quiero parecerme cada día más a ti, mi Señor. Deseo ser esa sierva buena y fiel de la que nunca tengas que avergonzarte. Gracias Señor por tu ayuda y poder. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 27 de mayo de 2010

Siempre firmeza y persistencia

No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. Su corazón estará seguro, no tendrá temor, y al final verá derrotados a sus adversarios.
Salmo 112:7-8.


Lectura diaria: Salmo 112:1-10. Versículo del día: Salmo 112:7-8.

ENSEÑANZA

Reuniendo todas las lecturas de mi devocional saqué el siguiente resumen que deseo compartirles: El Salmo 112 nos habla de la actuación del justo donde siempre a pesar de las dificultades goza de paz y tranquilidad. Sé por experiencia propia que una cosa es decirlo y otra vivirlo, pues en medio de borrascas (para qué nos decimos mentiras), la parte humana tira mucho. Por ejemplo si te dicen: “tienes cáncer” o “el fallo judicial salió en tu contra”, nuestro primer impulso, por lo menos en mi caso, es dejar rodar las lágrimas. Como cristianos y humanos que somos es difícil entender muchas veces las adversidades; sin embargo, después de asimilar las situaciones y verlas con más tranquilidad, podemos analizarlas y darnos cuenta que precisamente ahí es donde está el meollo del asunto: ¿Qué tan firme es nuestra fe? ¿Hasta cuándo debemos persistir? ¿Nos vamos a dejar derrotar? O ¿Vamos a confiar en Dios y su Palabra? Dice Proverbios 24:10: “Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza”. Nuestra fortaleza está basada en la fe puesta en el Hijo de Dios, Jesucristo. Y si Jesucristo ya hizo lo más grande como venir a morir en una cruz simplemente por salvarnos y rescatarnos de las garras de Satanás, ¿no puede actuar en lo material y físico también? El Señor peleará por nosotros y al final veremos derrotados a nuestros adversarios. Tenemos que creerle a Dios lo que nos dice en su Palabra, porque después de esto, cuando todo quede limpio, seremos abundantemente bendecidos. “Cuando se limpien los campos y brote el verdor, y en los montes se recoja la hierba, las ovejas te darán para el vestido, y las cabras para comprar un campo; tendrás leche de cabra en abundancia para que se alimenten tú y tu familia, y toda tu servidumbre” (Pr. 27:25-27). Esto no lo digo yo, lo dice el Altísimo, el Sublime, el Invisible, el Poderoso y creador de todo el universo; el dueño de todo el oro y la plata del mundo. El Dios de los imposibles; el Dios en quien has creído tú y he creído yo. Entonces, ¿Qué me enseña Dios con esto? Simplemente que debo continuar, creyéndole a Él por ser quien Él es. Seguir persistiendo, perseverando sin desmayar, descansando en el Señor, sin dejar de hacer lo que es mi obligación: continuar en la construcción de mi hogar en el cimiento que es Jesucristo y disponer mi corazón para que otros lleguen a sus pies y edifiquen sus familias sobre el fundamento único e inigualable puesto por Dios: Jesucristo la piedra que desecharon los constructores y que ha venido a ser la piedra angular (Hch. 4:11).

Un abrazo y bendiciones.