Pero te he dejado con vida precisamente para mostrarte mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.Éxodo 9:16.
Lectura: Éxodo
9:13-31. Versículo del día: Éxodo 9:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios continúa enviando
las plagas sobre Egipto para demostrarle al faraón, a sus funcionarios y al
pueblo en general que no hay otro como Él (v. 14). Sin embargo el Señor tuvo misericordia porque
muy bien podía haberle quitado la vida al faraón pero no lo hizo precisamente
para mostrar su poder ante los egipcios y para que el mundo conociera su
nombre.
En la vida de las
personas sucede algo similar: el Señor los toma y de una manera u otra los
busca así sea con aflicciones para que ellos por fin volteen los ojos hacia Él
y ablanden su corazón. Muchas veces sucede todo lo contrario: se van lanza en
ristre contra Dios y en nada se percatan que es un llamado a dejar el mal
camino y entregarse a su Hacedor. En otras ocasiones su vida pende de un hilo
nada más; pero el Señor en su infinita misericordia los rescata del sepulcro
manifestando su poder y gloria. La
ingratitud y el olvido pronto llegan; la gloria se la dan a otro o a sus
propios méritos dejando de lado al Autor de sus vidas. Al soberbio le es
difícil reconocer la primacía de alguien superior a él; le cuesta trabajo pedir
perdón y por consiguiente perdonar.
Que la lección nos
sirva para no dejar endurecer el corazón de tal manera que el orgullo y la
vanagloria sean los ejes que dominen nuestras actitudes. “Delante de la
destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu”
(Proverbios 16:18 Biblia de las Américas); “No te vuelvas orgulloso ni olvides
al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo”
(Deuteronomio 8:14)
Amado Señor: El corazón
endurecido no es solamente de los que están afuera; dentro de tu Iglesia
también se percibe lo mismo. Te rogamos que tanto en los unos como en los
otros despliegues tu poder, para que esos corazones sean ablandados con la
misericordia y el amor que siempre nos demuestras. Recuérdanos de dónde nos
sacaste y libraste, para que la soberbia no haga estragos en nosotros y reconozcamos
que eres Excelso por encima de quien sea.
Un abrazo y
bendiciones.