El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión.
Proverbios 13:1. NVI.
Lectura: Proverbios 13:1-25. Versículo del día: Proverbios 13:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Si no fuera tan importante la corrección, Dios no nos
lo hubiera recalcado tanto a través de su Palabra. No hay que tomar la
disciplina a manera de rechazo o de odio como algunos la ven; al revés, la
disciplina tal como nos la plantea el Señor es un acto de amor. Considero que
esto es un proceso que se va formando en el niño desde sus primeros años; cuando
va creciendo va aprendiendo que es para su bien. De este modo, si se ha criado
dentro de las reglas de Dios, va a entender mejor en el momento en que tenga
que ser disciplinado directamente por Él. Porque Dios como buen Padre nos
disciplina también (Hebreos 12:5-6).
Pero si al niño no se le instruye ni se le forma,
llegará el momento en que se burlará y “Quien se burla de la instrucción tendrá
su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa” (v. 13). A
veces creemos que amar es dar gusto en todo cueste lo que cueste. No; así no
es. Bien dice en la lectura que la enseñanza es fuente de vida y libera de los
lazos de la muerte (v.14). Hay que enseñar ante todo a amar a Dios sobre todas
las cosas; hay que enseñar a amar al prójimo respetándolo y ayudándolo; hay que
enseñar normas de educación, de civismo, de cultura, de tolerancia. Todo esto
entra dentro del proceso disciplinario. Considero que hay que amar la
disciplina: “El que desprecia la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que
atiende la corrección recibe grandes honores” (v. 18). Y algo muy cierto con lo
cual termina la lectura: “No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es
disciplinarlo” (v. 24). No despreciemos la disciplina, aun en la adultez nos
hace bien.
Buen Señor: gracias por enseñarnos a amar la
disciplina y a entender que viene de parte tuya. Queremos ser sabios y no
necios. De igual manera, te rogamos que pongas en el corazón de los padres el
deseo de hacer las cosas a tu modo y se atrevan a disciplinar a sus hijos
sabiendo que les hacen un bien no un mal. Gracias porque el obedecerte en este
campo traerá satisfacciones y grandes recompensas. ¡Te alabamos Bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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