martes, 15 de abril de 2025

La traición de Judas

Jesús ya sabía todo lo que le iba a suceder, así que salió al encuentro de ellos. —¿A quién buscan?—les preguntó. —A Jesús de Nazaret—contestaron. —Yo Soy—dijo Jesús. (Judas, el que lo traicionó, estaba con ellos).  Cuando Jesús dijo 'Yo Soy', ¡todos retrocedieron y cayeron al suelo! Una vez más les preguntó: —¿A quién buscan? Y nuevamente ellos contestaron: —A Jesús de Nazaret.  —Ya les dije que Yo Soy—dijo. 

Juan 18:4-8. NTV.


Lectura: Juan 18:1-11. Versículos del día: Juan 18:4-7.


MEDITACIÓN DIARIA


Bueno, como cosa del Señor, hoy me correspondía el capítulo 18 del Evangelio de Juan y coincide perfectamente con lo que se conmemora esta semana. Los versículos del día nos hablan sobre el arresto del Señor Jesús, propiciado por Judas Iscariote quien lo traicionó. Algo para notar en la lectura, es leer que después del Señor decir: ‘Yo Soy’, todos los que iban por el Señor pudieron constatar una presencia y poder únicos en Jesús (todos cayeron al suelo).Con esto empieza todo el padecimiento del Señor Jesús. Todo lo padeció por ti y por mí, solo con el fin de llevar sobre su cuerpo el peso de nuestros pecados y darnos la salvación.


Dios te ama, por eso envió a su Hijo Jesús al mundo (Juan 3:16). El Señor vino con el propósito de salvarnos y darnos una vida eterna a su lado. El hombre es pecador y tiene que reconocerlo. Este pecado lo separa de Dios Santísimo (Romanos 3:23 y 6:23), pero Jesús se convierte en el puente para llegar a Dios Padre (Romanos 5:8). Por eso es necesario reconocerlo y aceptarlo en la vida para poder cruzar el puente y llegar hacia Dios Padre (Juan 14:6). Jesús está llamando a la puerta de tu vida (Apocalipsis 3:20). Esto nos dará una vida con propósito y el camino a la vida eterna (Juan 1:12). Te invito a hacer una pequeña pero sincera oración a Jesús; dile así:


Señor Jesucristo entiendo que me amas, Hoy reconozco que te necesito. Gracias por morir en la cruz por mis pecados; te pido perdón por ellos y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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