Dios me ha dado la responsabilidad de servir a su iglesia mediante la proclamación de todo su mensaje a ustedes.
Colosenses 1:25. NTV.
Lectura:
Colosenses 1:24-29. Versículo del día: Colosenses
1:25.
MEDITACIÓN
DIARIA
He
querido seguir un orden sobre los Libros de la Biblia que comparto en mis
devocionales, pero últimamente el Señor me ha puesto a escribir sobre
diferentes situaciones bien sean mías o de los muchos acontecimientos que van
sucediendo a diario. De ahí que hoy me haya devuelto al Libro de Colosenses
recordando y meditando sobre lo encomendado al apóstol Pablo, con quien me
identifico, porque estoy segura de que en aquel agosto de 2008 cuando tuve la
aprobación del Señor para empezar a redactar mis devocionales y enviarlos a
familiares, amigos y conocidos y con el visto bueno de mi parte, que quien
quisiera reenviarlo, bien lo podía hacer porque de eso se trata: esparcir la
Palabra de Dios por todo el planeta. Y cada día con el avance en las
comunicaciones es más fácil que llegue a muchos.
Así
que mi devocional de hoy va dirigido a los que ya han recibido al Señor Jesús
como su Señor y Salvador. “Pues él quería que su pueblo supiera que las
riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el
secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán
de su gloria” (v. 27 en la lectura); y para los que no le conocen, les diré: “Por
lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos
con toda la sabiduría que Dios nos ha dado” (v. 28). Si querido lector, si no
conoces a Jesús todavía, te invito a que le abras la puerta de tu vida y lo
dejes pasar como el Señor y Salvador que Él es. Lo puedes hacer con una corta
pero sincera oración; orar es hablar con Dios. Si te parece te puedo guiar;
será la mejor decisión de tu vida; te lo aseguro. Dile así:
Señor
Jesús: entiendo que me amas al punto que diste tu vida por mí hace dos mil
años. Sé que soy un pecador y necesito tu perdón. Hoy decido abrirte la puerta
de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo
manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonar mis
pecados, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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