sábado, 26 de abril de 2025

Haciendo lo que Jesús me dijo que hiciera

 Dios me ha dado la responsabilidad de servir a su iglesia mediante la proclamación de todo su mensaje a ustedes. 

Colosenses 1:25. NTV.


Lectura: Colosenses 1:24-29.  Versículo del día: Colosenses 1:25.


MEDITACIÓN DIARIA


He querido seguir un orden sobre los Libros de la Biblia que comparto en mis devocionales, pero últimamente el Señor me ha puesto a escribir sobre diferentes situaciones bien sean mías o de los muchos acontecimientos que van sucediendo a diario. De ahí que hoy me haya devuelto al Libro de Colosenses recordando y meditando sobre lo encomendado al apóstol Pablo, con quien me identifico, porque estoy segura de que en aquel agosto de 2008 cuando tuve la aprobación del Señor para empezar a redactar mis devocionales y enviarlos a familiares, amigos y conocidos y con el visto bueno de mi parte, que quien quisiera reenviarlo, bien lo podía hacer porque de eso se trata: esparcir la Palabra de Dios por todo el planeta. Y cada día con el avance en las comunicaciones es más fácil que llegue a muchos.


Así que mi devocional de hoy va dirigido a los que ya han recibido al Señor Jesús como su Señor y Salvador. “Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria” (v. 27 en la lectura); y para los que no le conocen, les diré: “Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado” (v. 28). Si querido lector, si no conoces a Jesús todavía, te invito a que le abras la puerta de tu vida y lo dejes pasar como el Señor y Salvador que Él es. Lo puedes hacer con una corta pero sincera oración; orar es hablar con Dios. Si te parece te puedo guiar; será la mejor decisión de tu vida; te lo aseguro. Dile así:


Señor Jesús: entiendo que me amas al punto que diste tu vida por mí hace dos mil años. Sé que soy un pecador y necesito tu perdón. Hoy decido abrirte la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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