jueves, 17 de abril de 2025

La Cena se toma en memoria del Señor

Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: —Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios. También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Esto es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí. 

Lucas 22:17-19. NVI.


Lectura: Lucas 22: 7-30.  Versículos del día: Lucas 22:17-19.


MEDITACIÓN DIARIA


Respecto a la Cena del Señor, el Evangelio de Mateo tiene una parte que es muy significativa: “Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto que es derramada por muchos para el perdón de pecados” (Mateo 26:27-28). “derramada por muchos para el perdón de pecados”; Tenemos que ser conscientes que el Señor entregó toda su sangre para lavarnos y limpiarnos de todo pecado. Para mí, la Cena en la Iglesia debería ser tomada con mucho recogimiento, pero creo que se ha convertido en un ritual más; en algo repetitivo que por hacerlo usualmente ya no tiene el significado que el mismo Señor le dio. Se hace a la ligera, sin tener conciencia de lo que significa y mucho menos recordando lo que el Señor hizo por nosotros; se nos olvida: “hagan esto en memoria de mí”.


Mi deseo con este devocional es volver al primer amor con el Señor al tomar la Cena; recordar que Él lo entregó todo también por un amor sin igual. Lo que el Señor padeció por cada uno tiene un valor invaluable: darnos con su cuerpo y sangre la entrada al reino celestial. Que la Cena se convierta si es preciso en el momento exacto, para aceptar su sacrificio y recibirlo como Señor y Salvador personal. No la recibamos como una rutina más; abrámosle el corazón al Señor y démosle gracias por haber pensado en nosotros al momento de instituirla. El pan partido es su cuerpo también partido y hecho pedazos por nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra relación con el cuerpo de su Iglesia y con cada uno de los que nos rodea. Así que sepamos amar y perdonar como lo hizo el Señor. El vino es símbolo de su sangre derramada; sangre que nos limpia de todo pecado; sangre que nos permite traspasar el velo y estar directamente en su Presencia. Oremos:


Amado Señor Jesús: gracias te damos por permitirnos reconocer y entender lo que significa el tomar la Cena Tuya. Gracias por recordarnos que no fue algo casual sino el verdadero amor Tuyo para entregar tu vida a cambio de la nuestra. Gracias porque Tú Eres sanidad y medicina para nuestros cuerpos abatidos en un mundo convulsivo y alejado de Ti. Por tu preciosa sangre derramada, hoy venimos ante Ti, para pedirte que nos perdones y limpies de todo pecado. Gracias mi Señor por todo lo que pasaste con tu muerte y pasión; si no lo hubieras hecho, no tendríamos el derecho a la vida eterna, pero gracias porque Tú nos abriste el camino para llegar al Dios Altísimo y gozar la patria celestial a tu lado. ¡Gloria y honor a Ti Cordero inmolado!


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios:

Aún los cristianos no hemos aprendido a obedecer

  Los descendientes de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden dada por su antepasado; en cambio, este pueblo no me obedece.  Jeremías 3...