Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, para que te cante y te glorifique y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!
Salmo 30:11-12. NVI.
Lectura:
Salmo 30:6-12. Versículos del día: Salmo
30:11-12.
MEDITACIÓN
DIARIA
Los
versículos del día nos permiten reflexionar y entender que existe un ‘para qué’
cuando hemos vivido en tribulación y después el Señor nos cambia el dolor por
gozo. Y ese ‘para qué’ tiene que ver con cantarle al Señor y glorificarlo,
dando testimonio de la obra que recibimos en esa situación, de parte del Señor.
Sí, sí; el Señor merece ser exaltado. No podemos callar cuando hemos visto su
respuesta y proceder en favor nuestro y es que, si nosotros no hablamos, hasta
las piedras hablarán: “Jesús contestó: — Les digo a ustedes que si estos se
callan, gritarán las piedras” (Lucas 19:40. BLPH). Si hay luto o llanto ahora
mismo en tu vida, es para que sepas que con nuestro Dios, el llanto y el luto
nunca son el final de la historia; y si no lo hay, guárdalo para cuando lleguen
los días malos.
Amado
Señor Jesús: Gracias por tu Palabra que nos permite profundizar para alabarte y
adorarte como al Rey y Señor que Eres. Gracias porque independientemente de si
estamos de luto o de gozo, Tú mereces toda nuestra pleitesía. Muchas, muchas
gracias, bendito Señor, porque toda adversidad que Tú permites es para
enseñarnos y pulirnos como piedras preciosas que te agraden. Mi Señor, gracias porque
Tú nos concedes alegría después de las pruebas, para ir y compartir lo que Tú
nos ofreces y tu Nombre sea exaltado. ¡Te amamos y te adoramos bendito Señor y
Dios nuestro!
Un abrazo y bendiciones.
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