¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien!
Isaías 1: 16-17a
Lectura:
Isaías 1:1-20. Versículos del día: Isaías
1:16-17a
MEDITACIÓN
DIARIA
Muy
buena la exhortación del profeta Isaías para el pueblo del Señor. Más adelante
nos dice: “Pongamos las cosas en claro dice el Señor. Aunque sus pecados sean
como escarlata, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la
púrpura, quedarán como la lana” (v. 18)
El
amor del Señor es tan grande, que nos llama a lavarnos; o sea a confesar nuestros
pecados, con actitud sincera. Queriendo hacer las cosas bien, dejando atrás toda
ira, todo enojo, todo resentimiento, toda falta de perdón y teniendo muchísima misericordia
y amor. Empezando este nuevo año pongamos las cosas en orden, como nos lo está
mandando el Señor.
Mi
amado Señor Jesús: vengo ante Ti para que seas Tú a través del precioso
Espíritu Santo permitiéndome reconocer toda falla, todo pecado que aun haya
olvidado hacer. Quiero presentarme y comenzar este nuevo itinerario
completamente ligada a tu Presencia. Que nunca se me olvide todo lo que hiciste
por mí y sigues haciendo porque cada vez que tienes que pulirme es porque sabes
cuánto lo necesito. Gracias mi Señor; tanto tallar este molde duele mucho. Sí,
sí, duele más de lo que yo misma podía imaginar. Sin embargo, te doy infinitas
gracias porque reconozco que es tu amor que me está formando a la estatura que
me quieres ver. Hoy oro mi Señor por toda mi familia empezando por mi esposo,
llena toda su vida de buena y suficiente salud, Gracias por mis tres hermosos hijitos y sus hogares. Oro para que en cada hogar de ellos reine el amor, la
comprensión, la tolerancia, el respeto, la cordialidad y la amabilidad. Que
también se llenen de misericordia para enfrentar los problemas que surgen en
toda relación y sepan perdonar. Que te digo de esos cuatro preciosos Muñequitos mi
Señor: son tan bellos, tan inocentes, tan juguetones; que de verdad son la más
linda corona que me has regalado en mis años dorados. Oro por ellos Señor mío,
guárdalos, cuídalos, no permitas que el enemigo se vaya contra ellos. Te ruego
que en todo camino pongas un cerco de protección con tus ángeles alrededor de
ellos. De mí, que te puedo decir: mi vida entera te pertenece. Gracias, gracias,
mi buen Jesús. Infinitas gracias te doy y alabo tu Nombre por siempre.
Un abrazo y bendiciones.
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