lunes, 13 de enero de 2025

Eres mi mejor herencia, mi copa, mi porción deseada

Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi porción. Bellos lugares me han tocado; ¡preciosa herencia me ha correspondido! Bendeciré al Señor, quien me aconseja; aun de noche mi corazón se instruye. 

Salmo 16-5-7. NVI.


Lectura: Salmo 16:1-11.  Versículos del día: Salmo 16:5-7.


MEDITACIÓN DIARIA


Estuve leyendo un librito pequeño, aunque no lo terminé, del Hermano Lawrence, quien fue un monje católico que vivió en el siglo XVII d. C. y servía como cocinero en el monasterio de la orden de los Carmelitas Descalzos en Paris, Francia. Él constantemente buscaba la presencia de Dios en todos sus asuntos cotidianos y descubrió que ese era el secreto para cultivar la santidad, mediante la práctica de la presencia de Dios. Me gustó y me identifiqué con él, porque siempre he pensado que el Señor siempre está en todos nuestros asuntos por pequeños o insignificantes que los veamos y entonces podemos hablar con Él incluso de lo mismo que estamos haciendo. Ahora leyendo los versículos del día, más puedo reafirmar que así es. El Señor se convierte en nuestro amigo, confidente, líder, Él es la bella porción que me ha tocado; la mejor herencia que me ha correspondido y que así sea de noche está listo para aconsejarme e instruirme. Él es mi porción deseada.


Mi Amado Señor Jesús: gracias por que Eres mi todo; mi mejor porción. Eres en quien puedo refugiarme sin pensar que te voy a incomodar o que me vas a desechar. Gracias mi buen Jesús; es tan dulce hablar Contigo y saber que escuchas sin interrumpir. Es tan agradable verte y saber que estás ahí. Tú Eres todo lo que más deseo; no sé si estará cerca tu regreso o si todavía tardarás, pero sí segura estoy que mis ojos te verán y podré saber que jamás nada de Ti me separará. Eres mi esperanza, Eres el anhelo de mi corazón, Eres el sol que se levanta en las mañanas y la luna que se esconde en el atardecer. Eres mi noche, mi día. Sin Ti, mi vida no tiene sentido alguno. Gracias, muchas gracias por amarme tanto buen Jesús. ¡Te alabo, te adoro, te exalto, te doy toda la gloria, la honra y el honor; sólo Tú Eres digno de recibir toda adoración! ¡Aleluya!


Un abrazo y bendiciones.

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