Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi porción. Bellos lugares me han tocado; ¡preciosa herencia me ha correspondido! Bendeciré al Señor, quien me aconseja; aun de noche mi corazón se instruye.
Salmo 16-5-7. NVI.
Lectura:
Salmo 16:1-11. Versículos del día: Salmo
16:5-7.
MEDITACIÓN
DIARIA
Estuve
leyendo un librito pequeño, aunque no lo terminé, del Hermano Lawrence, quien
fue un monje católico que vivió en el siglo XVII d. C. y servía como cocinero
en el monasterio de la orden de los Carmelitas Descalzos en Paris, Francia. Él
constantemente buscaba la presencia de Dios en todos sus asuntos cotidianos y
descubrió que ese era el secreto para cultivar la santidad, mediante la
práctica de la presencia de Dios. Me gustó y me identifiqué con él, porque
siempre he pensado que el Señor siempre está en todos nuestros asuntos por
pequeños o insignificantes que los veamos y entonces podemos hablar con Él
incluso de lo mismo que estamos haciendo. Ahora leyendo los versículos del día,
más puedo reafirmar que así es. El Señor se convierte en nuestro amigo,
confidente, líder, Él es la bella porción que me ha tocado; la mejor herencia que
me ha correspondido y que así sea de noche está listo para aconsejarme e instruirme.
Él es mi porción deseada.
Mi
Amado Señor Jesús: gracias por que Eres mi todo; mi mejor porción. Eres en
quien puedo refugiarme sin pensar que te voy a incomodar o que me vas a
desechar. Gracias mi buen Jesús; es tan dulce hablar Contigo y saber que
escuchas sin interrumpir. Es tan agradable verte y saber que estás ahí. Tú Eres
todo lo que más deseo; no sé si estará cerca tu regreso o si todavía tardarás, pero
sí segura estoy que mis ojos te verán y podré saber que jamás nada de Ti me
separará. Eres mi esperanza, Eres el anhelo de mi corazón, Eres el sol que se
levanta en las mañanas y la luna que se esconde en el atardecer. Eres mi noche,
mi día. Sin Ti, mi vida no tiene sentido alguno. Gracias, muchas gracias por
amarme tanto buen Jesús. ¡Te alabo, te adoro, te exalto, te doy toda la gloria,
la honra y el honor; sólo Tú Eres digno de recibir toda adoración! ¡Aleluya!
Un abrazo y bendiciones.
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