Luego Nehemías añadió: -Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es su fortaleza-.
Nehemías 6:10. NVI.
Lectura:
Nehemías 6:1-12. Versículo del día:
Nehemías 6:10.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
versículo del día nos habla del tiempo en que los israelitas fueron repatriados
a Judá y a Jerusalén, por el rey Nabucodonosor de Babilonia quien los había
llevado cautivos. Dirigidos por Nehemías se construyó una muralla para defender
a Jerusalén. Entonces el sacerdote Esdras leyó al pueblo el Libro de la Ley que
el Señor, por medio de Moisés le había dado a Israel. Al oír las palabras de la
Ley, la gente comenzó a llorar. El gobernador Nehemías, el sacerdote Esdras y
los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: “No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido
consagrado al Señor su Dios. Luego Nehemías añadió: -Ya pueden irse. Coman
bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada,
porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el
gozo del Señor es su fortaleza-” (vv. 9-10).
Tomándolo para mí, el Señor ayer me llenó de un gozo indescriptible y tuve
en mi mente todo el día la canción que dice: ‘el gozo del Señor, mi fortaleza
es, y su gozo sin medida Él me da’. Así fue; su gozo fue sin medida; todo me
parecía más hermoso, más fácil las labores que hice en el apartamento, hasta
gocé mi baño diario y al final de la tarde veía tan bonito el apartamento, que
creo era por lo mismo que yo percibía. De ahí, que por eso mi devocional de
hoy. “Alégrense
siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” (Filipenses 4:4).
Amado Señor Jesús: muchas gracias porque sé que solamente
Tú puedes traer gozo a los corazones. Mi Señor: lo que me das es una mezcla de
felicidad, de regocijo y a la vez una paz que, en verdad, sobrepasa todo
entendimiento. Gracias mi Jesús, solamente Tú, por tu gran amor y misericordia
produces el gozo indescriptible al ver que todo lo que me rodea es solamente
obra Tuya. Quiero adorarte mi Señor; quiero levantar Salmos a tu Nombre.
Gracias, por permitirme un día conocerte; gracias por la persona que me llevó a
tus pies, por las que has puesto a lo lago de mi vida cristiana para enseñarme,
dirigirme e inclusive amonestarme cuando ha sido necesario. Nada se te ha
escapado de todo lo escrito en tu Libro para mí. ¡Se me acaban las palabras
porque no sé cómo expresar mi amor por Ti! ¡Gracias, muchas gracias mi Fiel
Amigo, Señor y Redentor mío! ¡Te amo mi Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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